Respuesta
No hacía falta consultar ningún oráculo para acertar que las
palabras del doctor tenían por esta vez su sentido. En lo de la Encarnación, en
referencia a lo allí se estaba haciendo tuvo contestación poética, tal como
cantaba Bob Dilan, y preconizó que la “respuesta está en el viento”. Cosas del
doctor.
Ocurre que por propia experiencia ya aquello hacía sospechar
que carecía de las bondades comerciales que anunciaban, y que con el tiempo la respuesta
estaría, como así ha sido, en la desatención municipal de su propio espacio. Cosas
del doctor, cosas del juez.
Cuatro años, algunos meses más, y ya se ve que los placeros
recelan de que esta plaza municipal de abastos tenga aquel futuro esperanzador,
cuando se comprueba la devaluación llevada a cabo, y que con los altísimos costos
de estructuras, los desorbitados gastos de mantenimiento, licencia municipal,
impuestos, cuota cooperativista, fungibles, seguridad social y cuantos otros por
inesperados aparecen cada mes, se hacen harto difícil, llamar a aquello negocio.
Ni decir tiene nada, como sinergia del sector, locomotora del comercio, o emporio
de riquezas. Cosas del doctor.
Es una preocupación que no preocupa a las responsabilidades,
por cuanto los damnificados placeros solo establecen lamentos de barras, y demuestran
una gran incapacidad para encontrar soluciones. Cosas del juez.
La respuesta se puede constatar cuando cada día en la
solitaria plaza municipal de abastos de la Encarnación, ninguna de las
deficiencias fácilmente detectables son solucionadas por las responsabilidades,
y no se observa ninguna intención de llevar a cabo alguna actuación que
facilite la llegada de un público que desde el principio comprobó que en aquel
laberinto si ya era difícil encontrar las entradas se hacía casi imposible saber
donde dispusieron las salidas. Cosa del alemán.
El viento, con la predicción, no parece que sea ninguna solución,
mas cuando puede comprobarse que cada día foráneos y propios tratan de
encontrar una puerta automática, donde la lógica parecía que existiera, y que
ni la responsabilidad municipal solicita la colocación a la concesionaria, ni
la adjudicataria tiene la mínima intención por la recuperación de una plaza
municipal de abastos que tiene, además de
los días contados, a los vendedores en desbandada, los puestos devaluados y las
responsabilidades en otros asuntos.
Cosas de los placeros.
Sevilla a 10 de Abril de 2015-
Francisco Rodríguez Estévez
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