EL AÑO DE LA CRISIS
(2009, SEGUNDO AÑO DE DEMORA).
Como nunca
se tuvo a bien recordar esa conmemorativa fecha de 2007 que en la provisionalidad eterna demasiadas veces fue intencionadamente olvidada, quedaba suficientemente claro que ni por excepción este año de 2009 no iba a
ser menos. Quien se acuerda.
Tal vez
sea todo como consecuencia del arrinconamiento padecido durante demasiado
tiempo, tal vez por el sometimiento ejercido en mudos pagarés, de obligado
silencio, o por la distracción de los responsables, a fin de cuentas motivaciones
y excusas, por lo cual parece poco probable que con motivo de cumplirse los 36
años de provisionalidad, la amordazada “directiva” restringida en sus luces de
bajo consumo, tenga previsto hacer algo que resulte lo suficientemente
brillante para celebrar la resistencia. Cierto que no son tiempos de dispendio,
pero la ocasión lo merece.
Con la
oscuridad reinante se hace imposible celebrar unos fastos jubilosos por aquello de que pudiera ser el último, (en
su significado) para muchos de los placeros, o el penúltimo para todos, motivo preocupante por el cual hace que
tampoco sea buen plan lo de organizar un evento bajo el patrocinio municipal, con
tesorería de velas negras, para que llene el acto con tintes de dramática nostalgia
y llantos de despedidas forzosas, como las expropiaciones.
Se ha
desechado la efemérides por la falta de glamour en la actualidad, para nada montar una sin igual venta fantástica, con
sorteos y premios directo en cebollas y
chirimoyas, y por inviable, en su participación y compromiso, tampoco establecer
aquello de los grandes descuentos debido a que estos no tienen el tirón que el
acontecimiento merece.
Cabe la
posibilidad de que en tal ocasión se invite a los representantes públicos, a la
prensa, junto con la radio y televisión local y regional, para que se hagan eco
del evento, y no descartar la presencia de alguna figura
parlamentaria para que ponga unas palabras antes del generoso ágape de
altura, y visita a los sótanos.
Actos
de sencillez propios de este año de crisis en los que hay que medir bien el
gasto del convite, en especial este que de llevarse a cabo no dejaría de ser
una anécdota más de esas que cuentan de placeros, cuya generosidad les hace
demandar sanciones más elevadas en las recientes ordenanzas que , obviando que
a estas alturas, de tiempo en demora, el elevador aun no esté disponible y
nadie pueda subir a las setas, cuando menos para comprobar cómo las
fotovoltaicas, también olvidadas, no generaran la energía obligatoria, para la
sostenibilidad..
Pero en
los secretos silencios, los indicadores hacen pensar que la cosa no pase más
allá de una misa conmemorativa, a pesar del agnosticismo directivo, o en su
defecto una oración aunque sea en el responso.
Sevilla
a 8 de Septiembre de 2009
Francisco
Rodríguez Estévez
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