Sin ningún género de duda la plaza municipal de abastos
de la Encarnación podía haber sido, no un
referente nacional, sino un ejemplo al mundo, tal como lo debió de ser en 1820.
De cómo un espacio vacío, en aquella ocasión como
capricho del francés, fue ocupado por los placeros creando el mayor espacio
comercial en la fecha, y como es en la actual donde los placeros callan y aceptan el antojo
del berlinés, que jugando con el ratón tuvo la ocurrencia para que el prócer
tuviera su recuerdo.
Hoy el galimatico laberinto de puertas aleatorias en su colocación, con un viario de espacios desiertos, y
accesos imposibles, van por días convirtiendo a esta construcción de un sueño, que siendo imposible, apenas se parece en nada al proyecto premiado, y más hace sentir que fuera peor que aquella
eterna provisionalidad donde, cuando menos, se pudo permanecer por casi cuarenta años.
Tal es ahora el grado de la depreciación que los placeros han
venido a padecer con este cambio, por años deseado y anhelado, pero que con las
vanguardias y las tonterías, solo se ha tardado cuatro años, para que en la actualidad el
reservorio de comerciantes se encuentre en gran numero cavilando como salir de
esta situación de costos insoportables, ventas insufribles, y encima una devaluación
que ha procedido de la falta de interés de las dos responsabilidades, junto con
la desmotivación de los propios vendedores, que visto todas la deficiencias que
existen, no acierta a entender que no se tome ninguna medida paliativa y regeneradora de esta plaza que fue un día
emblemática, calificada de sinergia del sector y creadora de un emporio de riquezas
que según estudios realizados al efecto, aparecerían en su alrededor.
Todo en estas lamentables circunstancias se hace cuesta
arriba, y ya son muchos comerciantes los que van sin freno e intentan salir sin
éxito, pues los negocios malos no tiene interés para nadie, y lo malos negocios
no los quiere hacer nadie. En el rumor de la desazón que se genera cuando la
cosa va mal, incluso hace peligrar que pueda aparecer alguien interesado en
tomar un traspaso para una salida airosa, y menos cuando es la concesionaria
que en este galimatico lugar siempre coge las vueltas a la administración, que
posiblemente mira para otro sitio, y ofrezca alquileres a la baja.
El caso es que después de tanta condena en la provisionalidad,
también llamada franquista, ni la memoria histórica recordara a los placeros,
ni aparecerá un premio que les rescate, pues teniendo en cuenta que se
emplearon 4.400.000 euros en el equipamiento de los puestos, que viene a salir
a 115.000 euros por cada uno, cabe pensar en tal cantidad que bien se podía haber
empleado en rescatar este enclave, para jubilo general, y no dejarle
languidecer porque seguramente saben que,
de no hacer nada, se precipitaran sin freno por la pendiente abajo e irán cayendo los placeros, poco a poco,
como fruta madura. ¡Vamos! Que ni para salir de esto abrirán la puerta. http://www.manueljesusflorencio.com/tag/mercado/
Sevilla a 3 de Marzo de 2015
Francisco Rodríguez Estévez
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