domingo, 15 de marzo de 2015

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Creer o no creer

En el fondo quiero creer que les creo, pero después de todo el tiempo transcurrido creo que no tienen motivos creíbles y  sustanciales como para creer que lo que no hicieron en tres años y nueve meses, ¡pero cómo, Paco! llegue a creer que lo puedan hacer ahora, y en lo de la Encarnación instalen la puerta automática para la travesía central del laberintico trazado de una insufrible plaza municipal de abastos.
Seguro que se ha tenido tiempo más que suficiente para que el Delegado, en su responsabilidad, y por el celo demostrado en la gobernanza que haya sopesado el mayor interés, como parte de sus obligaciones,  que supone mejorar esta plaza de abastos municipal, ya que nada le puede resultar extraño siendo sabedor en su cumplimiento de conocer todas la deficiencias que tanto en los aspectos comerciales, como estructurales, que los placeros les hicieron llegar y se pueden fácilmente detectar por breve que sea la visita.
Deben de ser motivos que nunca llegaremos a alcanzar, los que han motivado que durante más de cuatro años la responsabilidad no haya llevado ninguna acción en el mejoramiento de estas instalaciones, lo cual ya viene a demostrar  no solo el nulo interés por hacerlo, si no la propia incapacidad por solucionar una situación que debería de estar más que resuelta.
Resultado de imagen de creer o no creerA nadie en aplicación del sentido común, le lleva a la descabellada colocación de las puertas tal como se realizaron en esta plaza municipal, pero es mucho peor que no se haya rectificado y aquello siga siendo un laberinto, no solo para encontrar las ocultas entradas al pasillo donde se dispusieron por pares, e inexplicablemente asimétricas, dejando a la travesía central sin punto de acceso y evacuación lógico, y que decir si se diera el caso de una emergencia cuando donde todo parece que pueda haber una salida, la que buscan a diario muchas personas infructuosamente, se topan con una cristalera junto al tholo inútil,  y el peligroso lucernario, que debe hacer, aun en la distancia, desternillarse de risas en su estudio de Berlín.
A pocos meses de las elecciones municipales, será muy difícil de creer en ningún gesto, ni tan siquiera que se aplique algún gasto en algo que no fuera la campaña, y bien mirado como no se está sobrado de eventos, ni inauguraciones, quien puede creer que no se pueda inaugurar la puerta. Creer, o no creer.
Sevilla a 15 de marzo de 2015

Francisco Rodríguez Estévez 

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