martes, 10 de febrero de 2015

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De vueltas a las andadas

Los placeros habían sacado sus banderas, “no nos moverán”, como también sacaron en otro tiempo la pancarta amarilla de “mercado ya”, aunque ni zorra idea tenían de las consecuencias.
En los gritos de papel, como caballos de viento, la exclamación era la consecuencia del abandono de la responsabilidad municipal, ya que esta  seguía haciendo dejación de sus obligaciones desde los tiempos de la oposición, y no era al parecer,  llegado a este, poner las cuentas de la gestión en claro, y cuando menos atender, no solo su espacio municipal, ahora entregado a manos que acaso no deberían de asumir nunca, ni consentirsele, las responsabilidades y actuaciones que solo les puede corresponder a los propietarios ,en este caso, el propio Ayuntamiento, y de otro lado, el evidente abandono que ambas partes muestran hacia los titulares de las licencias de venta en plaza municipal de abastos procedentes de la provisionalidad por la expropiación forzosa de un mercado en el que fueron propietarios.
Las consecuencias, indican que se han demorado, pero al menos las palabras han estado flameando a los aires de los puestos, lo cual ha servido para que se pueda llevar a cabo un estudio a tres bandas, cabe pensar que al detalle y pormenorizado, donde los placeros puedan expresar su mayor interés para un mejoramiento del espacio comercial, de los propios vendedores, y sobre todo del público, que encuentra demasiados motivos como para optar por  otras opciones ante la cantidad de  contrariedades que en este lugar se advierten sin que se haya llevado en cuatro años ninguna medida al respecto.
Los placeros se retiran y guardan el confalón, otra vez como en anteriores ocasiones, pues vuelven a las andadas, y es que nunca acabaran por entender que, al menos en esto, ya deberíamos de estar avisados, y nunca aprenderemos. 
Cuatro años y siempre cabe pensar que tuvieron más que tiempo para no solo atender a los comerciantes, al menos por no devaluar esta zona que por su galimatico diseño, su laberíntico trazado, la aleatoria colocación de puestas inadecuadas, el incumplimiento del reglamento en vigor, la ausencia de elementos para la renovación del aire que evite la concentración de los olores, la falta de la idónea diafanidad y así como otras muchas deficiencias, ¿Cómo creer que por retirar las grimpolas y gallardetes que estaban informando las actitudes llevadas a cabo, estas responsabilidades aplicaran un mínimo de sentido común y cumplirán algunas de las palabras que posiblemente habrán dado? El caso es que volvemos a las andadas.

Sevilla a 10 de Febrero de 2015

Francisco Rodríguez Estévez

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