miércoles, 28 de enero de 2015

Protección

Los informes de expertos sobre la duración de la madera de lo de la Encarnacion nos hacen pensar que no alcanzaran el de una provisionalidad, (dícese del tiempo que estuvieron los placeros esperando un mercado y le hicieron esto)
Evidentemente con esta premisa se hace difícil entender que le aparezca una protección de origen municipal, para un elemento constructivo, que hasta las elecciones pasadas era motivo de demolición por cuanto ahora viene a formar parte del decorado político,  y aparece el mimo de nuevo, pero esta vez no será para los placeros, como definió el doctor, ahora,  y parece mentira que conociendo la Ley, sea que se salten a la torera cuando menos tres leyes,  una norma,  y el  reglamento municipal de mercados, y  lo que se mime ahora sea el conglomerado de madera de pino, encolado con resina de prueba.
El caso es que el mayor interés de esta plaza municipal de abastos es el patrimonio étnico que supone que desde 1820 exista la permanencia de estos vendedores de la Encarnación  y por tanto una plaza de abastos, en la actualidad de propiedad municipal, y lo peor es  a pesar de todo que no haya ninguna protección municipal para sus supervivientes placeros. Baste saber que  fueron expropiados por el anterior régimen, y enviados a este laberíntico lugar, donde el galimatico diseño, junto con las deficiencias que se observan, así como los altos costos de licencia municipal, y de mantenimiento, hacen que en el mejor de los augurios estos vendedores no resistirán ni la mitad de tiempo que la madera.
Ya era predecible el incierto futuro en semejante sitio  pues, a los cuatros comerciantes que desaparecieron en el primer año, se les puede sumar otros tantos, debido a que hasta siete puestos, de la desolada y destartalada plaza municipal de abastos, aparecen anunciados en los medios, en lo que cabe suponer un esperanzador traspaso, y lo que es peor, este número de vacantes, antes de fin de año, puede con seguridad ser aumentado. 
Pero este indicador, que no se quiere mirar, hace ver que aquello, tal como está, no es bueno, y hace falta cambiar cosas y sobre todo proteger a sus placeros, a riesgo de que si no se remedia llegue el anunciado fracaso.
Es la consecuencia de hacer un capricho en lugar de una plaza municipal de abastos, ni queriendo se podía haber hecho peor, por mas que los placeros la aplaudieran, en especial los llamados representantes, antes de salir de najas.  La peor distribución de los espacios hace que existan calle sin público, y zonas vacías, muertas comercialmente, y lo que más fastidia, dientes, dientes, es que poco parece importarle a la administración, ni a la concesionaria, y en este caso a los indolentes placeros que no exigen ninguna medida paliativa como pueden ser la modificación de las puertas al objeto de que el público, el poco público que acierta a llegar, tenga un más fácil acceso.
El caso es que si contactamos con el referente de La Boqueria de Barcelona, o el mercado Central de Valencia, advertimos que no solo son espacios muy mimados por las administraciones, con unas tasas muy inferiores, y sin porcentajes por traspaso, y mucho menos fianzas desproporcionadas. Pero así va la cosa lo que menos les importas a satas dos responsabilidades, habida cuenta de lo que sucede, son los placeros. Por suerte el doctor  se encargó de subvencionarlos con el pago de 300 euros mensuales, si no ni modo.
Pues en otro caso, ya podían haber solucionado todas las deficiencias que se observa, como la renovación de aire, para que los olores no se hagan tan desagradables, la reducción de las volumetrías en el revestimiento de las 36 enormes columnas, mejorar las arquetas de alcantarillados tan deficientes que semanalmente deben de ser succionadas, y así hasta que aquello tenga en la medida que se pueda menos rechazo que en la actualidad. Sin dudas esta medidas tendría que acompañarse con otras al objeto de acercar al público hasta este espacio municipal,  cuando menos con dos o tres líneas de microbuses, zonal azul  y el ordenamiento del trafico, a la fecha autentica trampa para los automovilistas.
Sevilla a 28 de Enero de 2015-

Francisco Rodríguez Estévez 

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