La urna
No ha sido por la transparencia de los cristales lo que ha
resultado, pues después de tres años más se atisba el fracaso que el acierto. Sin
duda es lo que se puede ver. Efectivamente si acierta a pasar por allí.
Dentro del fanal se hace oscuro para establecimiento comercial,
y de Norte a Sur apenas existe el paso del público, y en la calle el silencio.
A lo de la
Encarnación, urna de las urnas, más parece yacija por cuanto
es un cadáver comercial, por más que le dijeran sinergia, locomotora, e incluso
mercado tradicional.
Aparte de los problemas que entraña llegar, y encontrar la
sinuosa calle donde se encuentran las disparatadas puertas que incumplen la Ley de Accesibilidad, para
colmo colocadas por pares y con unos pesados tiradores que vaya usted a saber
quien los habrá tocado antes, pues, ahora, bloqueado el singular edifico por
las placas de trafico y la noqueante sanción, han tenido a bien colmatarlo de
dificultades, para ello fueron colocando bolardos en tres filas, que alguien debería
de explicar los motivos para tal actuación
a menos que sea para hacer imposible la llegada a la plaza municipal de abastos
con medios propios.
Los placeros, evidentemente caídos en el profundo sueño que
la construcción les ha causado, mantienen la actitud silente, pues en teniendo
el sótano para la furgoneta, como que bastante hacen con aguantar. Cuestión de hacérselo ver.
Son actitudes que no dejan de sorprender ya sean
comerciantes, vendedores o placeros, pues es “elavangelio” de la venta evitar que se vaya un comprador, pues es
sabido que cuando un cliente tiene otra opción de compra, donde todo le sea mas
fácil, acaba marchándose, y quien quita que lo haga para siempre.
La urna es, en muchos aspectos, un extraño lugar en el que concurren demasiados
elementos contrarios a los criterios del comercio. La urna no deja de ser el
resultante en planta baja de un capricho, un costosísimo icono, que tenia en
las bases del concurso, nada menos que el mayor interés en devolver a los
pobrecitos placeros la dignidad, después de tantos años en la provisionalidad
franquista, y por si fuera poco, que me dicen, en un mercado emblemático, este de carácter tradicional,
como los de toda la vida, y en numero suficiente para el mayor numero de ellos.
En principio el alemán llegó a los cincuenta y cinco. El
delegado, esotérico y visionario, le sustrajo
quince en pos de una soñada prolongación neoyorkina, puro fashion.
De los treinta y ocho puestos que se realizaron, algo que
parece insuficiente para un buen mercado central, comparándolos con los mejores
referentes que existen tanto en Barcelona, Valencia y Madrid, e incluso Cádiz y
Huelva, pues como que tuvo el silencio conformista de los responsables placeros. Freud ataca.
Obviando la exigencia de las bases concursal sobe el ordenamiento del trafico, la parada del
metro-centro, la estación del metropolitano de Sevilla,(del que toma su nombre
·Metropol”) el aparcamiento subterráneo, y el estacionamiento en superficie, y
el máximo respeto por la ciudad y su pasado, dejaremos también la Ley de Accesibilidad, la Ley de Patrimonio de Andalucía,
la Ley FERAEE,
la sostenibilidad en los edificios públicos, el Reglamento municipal de
mercados de abastos en vigor, e incluso el propio PGOU, plan Especial para la Encarnación Peri 7 , y nos centraremos en esta urna, que lo mismo el escrutinio es toda una papeleta..
Acaso el galimatico diseño, y el laberíntico viario, la paupérrima
iluminación, la mala elección del oscuro granito para el piso, la complicada distribución
de las especies, la extraña numeración, el desafortunado color empleado para el
formica, como material constructivo de los puestos, el grave error en las
medidas de las instalaciones, ya fueran mostradores de tres estanterías, como
vitrinas frigoríficas de una calidad minima, la existencia de calles desérticas,
y las aleatorias puertas, así como el sistema de rejillas para los desagües, o
la falta de renovación del viciado aire, tal vez los olores, y la falta de una puerta de emergencia con
salida a la calle son sin duda elementos que se tienen en el silencio dentro de
esta urna, que en la actualidad lacerada por todo lo que significa alejar al
publico, ya sea sin paradas de autobuses, sin aparcamientos y sin posibilidad
de llegar, son la evidencia, uno, de que aquello no es buen negocio cuando desde el principio permanecen
dos puestos cerrados, y dos la intervención
municipal en las cesiones dan una mordida que hace sangre.
Pero es que en la urna, como que no hay dolor. En los hules
herido de muerte, conocía perfectamente como eran las heridas, pero llegado a
ese punto ya no podía hacer nada. Un vaso canopo guardará el seco corazón del momificado reservorio.
Sevilla a 27 de Junio de 2014
Francisco Rodríguez Estévez