sábado, 13 de diciembre de 2014

Una carta estimulante

En ocasiones te encuentras esta sorpresa, que son cosas de los amigos, y que siempre ayuda para no sucumbir. El, que conoce el paño, me envía este comentario para mi fortaleza. Gracias.
Querido amigo mío... Este "paseante", que te quiere tanto como te admira, sólo desea que tu desgaste no termine por agrisar un espíritu que en tanto y tan generosamente, se ha mostrado activo, combativo, esperanzado, vitalista, emprendedor y hasta confiado en las fuerzas públicas de una ciudad que nunca le ha devuelto, ni siquiera por vergüenza en lugar de justicia, un ápice de gratitud en forma de atención, diligencia y respeto. 

Tú sí te has ganado ese respeto por parte de tus amigos y de las personas, las cientos y cientos que a lo largo de tu vida de servicio al público, has ido conociendo y te han conocido. Ese respeto, no lo esperes de aquellos que se mueven en tierras putrefactas. Ellos pertenecen al orden de los indiferentes y los menospreciadores. Atentos a la plusvalía y réditos de sus acciones públicas, pero nunca posicionados al costado de aquellos que sufren, hasta la extenuación, el rigor de un despotismo administrativo liderado por las jerarquías políticas de turno.

La vida pasa muy deprisa llevándoselo todo y a todos. En algún momento, amigo mío, debemos darnos un respiro y concedernos el valor vital que otros se empeñan en arrebatarnos.

Un abrazo muy fuerte, como siempre, pleno de admiración.
Sevilla a 10 de Diciembre de 2014

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