jueves, 18 de diciembre de 2014

En el laberinto

Cierto que cuando se llega a estar dentro del laberinto de lo de la Encarnación, que llaman plaza municipal de abastos, pues como que una vez que ha llegado de nuevo el Adviento, que anuncia la Esperanza, ocurre que la vaquita de poliéster que sirve para orientar a cuantos tratan de encontrar una puerta en el laberinto, abandona el desértico lugar de una calle sin salida para figurar, como tiene que ser,  en el Nacimiento de la Hermandad del Valle, en la Anunciación por lo que viene a ocurrir, que sin tener esta referencia sea mucho más fácil  encontrar al mismísimo Minotauro que  la puerta automática.
Pero mira por donde, hablando de encontrar, después de cuatro años en el laberinto, por esta vez nos encontramos con quien tuvo responsabilidad, ¡más madera!  y como pueden imaginar  no tuve más remedio que hacerle ver lo calamitoso que ha resultado ser esta costosísima y galimatica plaza de abastos municipal, en la que nos la prometieron felices. Un sueño. La construcción de un sueño.

Un extraño lugar que ni parece mercado, ni es diáfano, ni tiene una distribución medianamente acertada, pues crea calles solitarias, y en ellas aparecen las desigualdades. Un lugar asimétrico y deforme en su trazado de curvas y contra curvas caprichosas, y que diferencio del conjunto micologico, con su plaza de la mayor indignación, ahora colmatada de carpas para lo que llaman eventos y de kiosquitos adosados, a falta de la implantación de las mejores firmas que tenían que prolongar esta nueva quinta avenida neoyorquina, del sueño de Vice-Alcalde.
Un breve encuentro, en el que según dice, que tiene la información favorable, acerca de las bondades comerciales que se han venido a producir es este mas que lamentable lugar, y todo sin tiempo para que me las explique. Tiempo fugit. La política tiene el tiempo caro. Nos vemos otro día, (igual que lo del cafelito), es la salida, que no puerta, que se emplea para escaquearse.
 Ni les cuento lo preocupante que puede resultar que en la responsabilidad se pueda estar más desinformado, por cuanto no solo el diseño de la plaza de abastos municipal es absurdo y anti comercial, si no que ni el recorrido de su viario ni las aleatorias puertas están optimizados para alcanzar la más mínima bondad de lo que dice.  Que contar de los materiales utilizados, ni del desproporcionado costo que han contabilizado en la partida de equipamientos,  pues se hace difícil valorar estos en dieciocho millones de las antiguas pesetas, por cada puesto.
Lo mismo la información tiene el mismo fundamento de la madera, ¡más madera!, cuando con rotundidez expresó a las cámara de la televisión, que estas piezas del puzle de chapas de conglomerado ya estaban preparadas, y luego resulto que ni tan siquiera las habían cortado hasta que el voto de calidad pudo hacer el aporte de los costos, y de ahí la rotunda frase que dejo poco antes de que le sustituyera el Rey, de que los placeros podían aguantar un poco mas después de haber aguantado tanto tiempo, pues nada podía significar un pequeño retraso. Ocho meses. http://www.sevillaactualidad.com/noticias/sevilla/42-economia-e-infraestructura/1380-monteseirin-visita-las-obras-del-metropol-parasol.html
En otro sillón sentado, //www.youtube.com/watch?v=dK9nviRnp2k  le comento algunos de los errores, siendo el mayor el de las puertas por cuanto no acatan la Ley, aun mayor cuando ni tan siquiera son automáticas, y se llega al sumum en el paradigma de lo político, cuando siendo espacio municipal no se haya realizado el mínimo intento de acatar la Ley. Mi amigo, que conoce el paño, pues pasa su jornada laboral muy cerca de estas personas públicas, ya me tiene advertido que no me desgaste en argumentar razones a estas, ya que en cuanto me dé la vuelta pasaran directamente a la papelera de reciclaje de un ordenador que debería tener obsolescencia programada, pues parece mentira que puedan aguantar tanto.
 Pero, ¿a donde podrían ir?  Entonces se explica lo difícil que se hace encontrar una puerta en el laberinto. En nuestra Esperanza, confiamos.Así pasen cuatro años, o cuarentena veces cuatro.

Sevilla a 18 de Diciembre de 2014
Francisco Rodríguez Estévez

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