miércoles, 5 de noviembre de 2014

Un paseo al atardecer

Cada tarde me asomo dando un paseo por el solar de la Encarnación, que lleva ya unos meses sin que apenas se note la  actividad que en menor medida hay en su interior. Una vez más ha  vuelto a aparecer este caos circulatorio que le organizan cuando cada año se monta el Belem.  ¿Qué explicación dirán que tienen estos extraños y caprichosos cortes navideños? Ignoro si en alguna ocasión se preguntaran la ineficacia de este insufrible plan anual, y por consiguiente, las consecuencias del enorme colapso que siempre causa esta ocurrencia en la ronda histórica, y todo para prohibir la penetración, de los vehículos, naturalmente al centro menos comercial del mundo.
Si continúan poniendo  obstáculos, deberían de hacerlo con sentido, a menos que este afán sea para destruirlo. Contemplando la desolación del enorme fangal en lo que está convertido aquello, se puede escuchar  los comentarios que hace la ciudadanía acerca de la gestión municipal en este penoso asunto. Los  oirán de todos los colores, son valoraciones espontáneas viendo el panorama, y no están faltas de razón, generalmente causa vergüenza, así pues a rojos, azules e incoloros no hay por donde cogerlos.
En el interior la lenta y penosa jornada de operarios e historiadores acaba al atardecer, con su marcha  aparece un hermoso y lustroso gato de brillante pelo negro que anda a sus anchas por las ruinas de Hispalis. Siempre aparecen los gatos en las memorias del Imperio. Por su porte le he puesto de nombre Emblemático, es sumamente inteligente, no atiende mas llamada que la de una señora que cada noche le acerca agua y comida.
Con la Luna de Enero con toda seguridad aparecerá, al reclamo de sus maullidos de amor una tricolor, a la que sin duda llamaré Cripta. Dicen que para Agosto, aunque sea mes de vacaciones,  si todo marcha según lo previsto, comenzará la primera fase, esta vez sin primera piedra, aunque lo merezca, de esta nueva versión, y entonces vete a saber que puede pasar. Gatos.      
Sevilla 19 de Diciembre de 2003

Francisco Rodríguez Estévez

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