Cuando se pasea por su singular
interior, hasta resulta natural contemplar
el amplio muestrario de
advocaciones marianas, cristiferas, e incluso extraídas del amplio santoral que
se nos ofrece en tan insólito santuario de Madrugada eterna, como quien dice un
paseo por los Cielos.
Es algo intrínseco que los vendedores de mercados expongan en
sus puestos algún icono de fe colocado en sitio preferente, si bien hay quienes
gustan tenerlos en lugar más discreto. Creo que lo ponen para obtener su
protección aunque no sé bien si es para
el mercader, o para el negocio.
Este patronazgo particular de
cada uno de los comerciantes, a veces esta compartido con más de una
representación de las advocaciones de
Cristo, de la Virgen, de algún Santo de la devoción y simpatía de cada placero.
El colectivo de la Encarnación
tiene una gran fotografía magníficamente
enmarcada de la ESPERANZA, fue donado
por un devoto hermano que formó, en
los primeros tiempos, parte de la directiva
que, entre dudas y deseos, organizaron
el desalojo y abandono del viejo mercado, al menos se encomendaron a
Ella en su compromiso para reconstruirlo. Desde entonces, allí está presidiendo todos los actos y reuniones
que se celebran en la sede social.
Junto a San Pancracio, es la
Macarena la que mayor muestras de
devoción y cariño recibe. Pueden verse los retablos de azulejos, con los
farolitos encendidos, alumbrando la cerámica. Como no podía ser de
otro modo, también San Pancracio, María Auxiliadora, El Perpetuo Socorro y la
Madre del Buen Consejo hacen lo posible por ayudarme, si bien debería
pedirle por el negocio, aunque no se lo
pongo fácil, pues desde que la Delegación de Obras pretende con esa absurda
idea, poner a los vendedores del mercado en los sótanos de un edificio, afirmaría
que esta preocupación me tiene distraído y no le dedico el tiempo y las ganas
que requiere tener en este negocio para superar los hándicap de tanta
provisionalidad.
Lo cierto es que en este asunto,
tan malévolo adversario, se ha pertrechado fuertemente y de momento, parece que
se está llevando el gato al agua, si bien, tengo la seguridad, a pesar de lo poco que le ayudamos, que estando
en sus manos lo evitará.
En mi capilla torera, de recortes
periodísticos sobre el tema, aparecieron un día tres estampillas, sin que hasta
la fecha sepa quién las colocó allí, son de San Judas Tadeo, San Expedito y Santa Rita de Cassia que como todos sabéis actúan
como ombudsman, defensores contra las injusticias, intercesores de
extraordinario prestigio y con amplio currículo en el ejercicio de sus
funciones resolviendo favorablemente litigios imposibles en los últimos
instantes. A veces me falla la confianza y me hace dudar del éxito que por
justo y abanderado por tan esperanzador equipo debería ya estar garantizado.
Pero es que aquí, hasta sin proyecto, se inauguran obras.
Sevilla a 18 de Agosto de 2002
Francisco Rodríguez Estévez
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