miércoles, 26 de noviembre de 2014

Solo cabe esperar

Ni fastos, ni celebraciones, ni otoño caliente, ni nada de nada, no está la cosa para dispendios aunque los mereciera para recordar el tiempo pasado. El treinta aniversario llega en silencio, una callada tristeza con más pena que gloria.
No hay algazara, ni tan siquiera provocación más allá de las dos pancartas, que quedaron de otro tiempo, suspendidas en la puerta, y que aun lucen en el arrinconado mercado, cada vez mas sombra de sí mismo.
No obstante, esta ocasión no ha pasado inadvertida para una parte de la ciudadanía que tiene previsto, a tal fin, un acto de encuentro con motivo de esta efeméride de olvido. El acto tendrá lugar tres días después de que se cumplan los treinta años de provisionalidad, en este tercero del III milenio, en una fecha llena de cabalística numerología para recordar el pasado y demandar el fututo, reclamar la Historia sin olvidar la modernidad, velar por la tradición y exigir la vanguardia de los tiempos que corren, y sobre todo reclamar celeridad y evitar los frenazos, paradas técnicas dicen, tan dados en este lugar desde que se demolió la plaza de abastos, y que es conocido, más que por su historia, por la indolente actitud demostrada a lo largo de tanto tiempo.
Diez mil novecientos cincuenta y siete días lleva el solar de lo que fue el mercado de la Encarnación, esperando que le reconstruyan, treinta años es demasiado tiempo para todo, incluso para esperarle.
Los plazos predicen que si todo marcha bien, tampoco se acabará en este recién estrenado ciclo del pacto de progreso, apenas que suceda un pequeño contratiempo, por lo cual  la predicción cubana se saldrá con las suyas y un nuevo lustro tendré que esperar aguardándole. Al menos, para entonces, espero estar cobrando mi merecida jubilación, y es que el tiempo hasta en las peores condiciones se pasa volando. Por lo tanto solo cabe esperar que algún día aquello se termine y recuperemos el mercado, la plaza de toda la vida, pero todo es de temer.
Sevilla a 27 de Septiembre de 2003

Francisco Rodríguez Estévez

No hay comentarios: