sábado, 1 de noviembre de 2014



Palabra de video

Por el momento no aparece por ningún plano el preconizado “Mercado Emblemático”, mas como es de temer que aparezca el “esmirriado”, que va tomando cuerpo, si es que toma algo.
 El concurso de ocurrencias, tal “amagrama” del ingenio, guarda celosamente los criterios de las valoraciones para la adjudicación. Con fuente dos puntos, sin fuente uno, con columpios dos puntos, columpiándose más.
El mercado, la plaza de abastos de toda la vida, deja de ser el meollo y pasa a ser como un complemento del todo, del todo a cien, ocurrente e ideológico. Cincuenta puestos, como numero clausus, ni uno más, es el más importante dato de estadística cutre y con la fuente decapitada no parece que es buen comienzo.
La provisionalidad dura, dura y dura, y durará aunque digan lo que digan los demás, y es que los pobrecitos placeros están dispuestos a todo, a lo que sea, para que el pacto de progreso corte la cinta y descubra el azulejo, en los cimientos.
Si miento, me volveré político del tirón, como los de la chequera, pero me informé suficientemente bien para saber si como se sospecha se primaran otros elementos en detrimento del emblemático, y es que convertido en el “esmirriado” soluciona la papeleta. ¿De que?.
Alguien saldrá chamuscado de este ardiente deseo por dejar a la ciudad sin una plaza de abastos, obviando que esta es un espacio de servicios y un lugar público lleno de contenidos, y no esa mínima expresión más propia del equipamiento de una barriada, pero para nada lo que se pretende será el Emblemático.
Suele con cierta frecuencia confundirse esto del Emblemático. La cinta de video no engaña, la que conservo no tiene otra lectura, ni sesgándola, “el mercado de la Encarnación será un mercado emblemático para la ciudad”, son declaraciones del Sr. Alcalde, y por lo tanto palabra de video, que no deben de ser confundidas, ni manipuladas, ni interpretadas diciendo ahora, que lo emblemático sea el lugar, que puede que lo fuera durante los ciento cincuenta y tres años de existencia de la plaza de abastos, pero no en los últimos treinta, en que quedó convertido en un olvido para Sevilla, y una demostración palpable de la incapacidad de los responsables públicos en este periodo. Y pensar que creí que todo había cambiado.
Sevilla a 11 de Diciembre de 2003

Francisco Rodríguez Estévez

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