La Encarni resiste
En estos días de incertidumbre mundial, nos ha llegado la primavera.
El vaticinio de la guerra anunciada se cumplió. A la Encarnación le llego, esta
de 2003, sin los augurios de enterramiento, que se prometió inaugurar la señora
Guerra. En la Encarnita, un vivero de recuerdos con forma de media Luna,
creciente o menguante según se mire, ofrece algo más que la propuesta de semi-enterramiento,
que ahora se le dibuja, repleto de escalinatas, aunque sujeto a la evaluación
de los resultados que las excavaciones.
Debe de ser difícil, por la cantidad de condicionantes,
realizar este edificio en superficie. No obstante la Encarni resiste.
Como cada año, por estas fechas, el bidonville provisional
se llenó de chiquillería, y por unos minutos, vuelve a convertirse en
parvulario donde, el bullicioso público infantil tiene oportunidad de
descubrir, y observar, quizás por primera vez, las brillantes escamas del
pescado o la cabeza de un cerdo.
En estos días de primavera, de luminosas mañanas, los
estudiantes de Bellas Artes se apostan por los rincones de esta plaza de
abastos para captar, en su bloc de bocetos, todo su ambiente, en una clase de
dibujo en movimiento. El Mercado convertido en Universidad, aula abierta a los
sentidos.
También los alumnos extranjeros, de distintas academias,
reciben sus enseñanzas en este espacio increíble, mimético y camaleónico, capaz
de adaptarse a todas las visitas, gracias al glamour de su solera.. . ¿ A
cuento de que se empeñan en destruirle?. ¿Tan difícil es hacer este edificio?
Sevilla a 29 de Marzo de 2003
Francisco Rodríguez Estévez
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