miércoles, 5 de noviembre de 2014

El dictamen de la rana

Aseguran que todo lo mas será un mes, para Abril de aguas mil de este 2005, todo lo mas aseguran que será lo que tendremos que esperar para que empiecen, otra vez, lo de la Encarnación. Un nuevo comienzo de este beguin de beguin preparado para cuando nos lleguen las previsibles lluvias que tantos farolillos estropean.
Tajantemente se afirma que la cosa va en serio, acaso antes todo fuera una broma. Una broma sin fin a la que quieren poner epilogo en el prologo de esta segunda parte de lo que con seguridad, a este paso, culminará lo que será la trilogía del misterio, del misterio de la Encarnación.
Así pues, cuando se estén vaciando los cantaros que tienen que caer, y en los barros se hundan las botas de los operarios de la excavación pendiente, comenzarán, con el retraso que le causó la indolencia, unos trabajos que fueron calificados como prioritarios, y de máxima urgencia. Ya, ven.
De todos es sabido que cuando concluyan, un meticuloso y escrupuloso dictamen de la Consejería de Cultura, despejaran las dudas sobre la conveniencia de si pueden plantarse las epatantes setas. Que se creen. Entonces, solo entonces, se conocerá la viabilidad de que germine semejante siembra. Lo demás son conjeturas sesgadas e interesadas en hacer creer que lo de la Encarnación no tiene marcha atrás. Con lo sensato que es darla cuando no se tomaron precauciones.
Será pues como el dictamen de la rana, después del fallo, ya no caben las sorpresas.
Sevilla  a 11 de Marzo de 2005
Francisco Rodríguez Estévez


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