miércoles, 12 de noviembre de 2014

El criptex

La Encarnación, calificada de aporía, se acerca a su final, al menos eso nos dicen. Esperemos que sea el correcto. La Encarnación, calificada de enigma, busca en el prestigio de un concurso apócrifo una salida al enclave, que no fuera la inútil rampa a ninguna parte.
La Encarnación, calificada de galimatías, descubre eléctricamente lo que todos sospechaban, el ábside de Oriente, aunque no pasen los Magos. La Encarnación, calificada misterio, guardará en la cripta del futuro su pasado bajo la plaza de toda la vida. La Encarnación, calificada de enredo, aguarda la partida económica, clave para conseguir desenliar la madeja sobre carmesí.
 De todas formas, si existe alguna solución, esta pasa por encontrar el criptex, conocer la clave que pueda abrirle, y que este contenga la verdadera. El código da Vinci nos describe este extraño artilugio, advirtiendo que su manipulación inadecuada puede destruir el preciado contenido.
El criptex es una especie de juego al que se tiene que tratar con mimo, como dice el doctor a los placeros. Un error y todo se va al garete. La Encarnación es un criptex urbano, la clave es que solo en las adecuadas manos se deja descubrir su secreto. No bastan los mimos definidos desde las distancias de las intenciones, y de esto ahora hace un año.
Que la Encarnación es un lugar emblemático, tal como muchísimos que afortunadamente esta ciudad conserva, incluso a pesar de los pesares, se sabía desde los tiempos de la alianza, de cuando antes del pacto, en el pacto y posiblemente hasta después del pacto, y de esto también hace ahora un año.
Se dice que hasta en estos tiempos de vacío se le conoce más por haberse convertido en bandera de la incapacidad. Un emblema de la ineptitud de los responsables. Esto desde hace treinta y uno.
 En el criptex, conocer la clave sería encontrar la solución. No vale el azar. En la Encarnación el concurso no tiene claves para abrirla, si acaso creará más confusión, pues aparecen las noticias de su fallo cuando no se conoce la valoración arqueológica. El misterio también puede ser que una vez conocido el ganador, quien sabe por qué extraños meritos, se adjudique una emblemática obra, sin concurso, por la vía de urgencias, ¿O será un enredo?
El enigma puede resolverse con el código de las administraciones, voces al unísono, ¿ O le llamaran galimatías?. Todo es cuestión de aguardar el final de la aporía, que según dicen está cerca.
Al menos el criptex deja claro que el mercado, la plaza de abastos de toda la vida, no puede realizarse en el sótano. Y para caer en eso se han tardado treinta y un años, aunque en el concurso aun no se hayan enterado.
Sevilla a siete de Mayo de 2004

Francisco Rodríguez Estévez

No hay comentarios: