Parecía que en esta ocasión la actitud de los placeros de la
Encarnación mantendría la firmeza en las convicciones de la justa protesta que habían
iniciado, aunque fuera tibiamente, para la defensa de sus propios intereses,
pero resulta que no.
Una vez pasada la
euforia inicial causada por el malestar de la lamentable acción perpetrada por
la concesionaria, en connivencia, por la
negligencia demostrada de la Delegación de consumo permitiendo esta que sea
aquella la que se tome las atribuciones que en asunto de licencias de venta en
plazas municipales de abastos solo corresponden a la administración, y no es aceptable
esta actuación usurpadora, ni para los intereses de los placeros en general ,
ni cabe incrementar el número de puestos dedicados a carnes y chacinas, cuando sobradamente
existen los suficientes para cubrir la demanda, ni por supuesto modificar el
equilibrio de las especies, menos, proceder al alquiler de los puestos, con
prohibición expresa en la nueva ordenanza, tal como se ha producido, y aun peor
si esta operación se realiza a la baja, deteriorando patrimonialmente a los
placeros.
Aun cuando los carteles de protesta siguen colgados en
algunos puestos de la laberíntica plaza municipal de abastos, no deja de ser
algo testimonial, un texto, que pasa inadvertido, escrito en un papel que con el paso de los
días, el tiempo se encarga de deteriorar.
Como siempre no pasa nada. Ni la Delegación de Consumo obra
en consecuencia, defendiendo su lugar, obligación, y responsabilidad, cuando
menos para rectificar, de la concesionaria ni pensar que ni obligándola está dispuesta
a soltar cacho, y de los placeros que decir cuando colocar un cartel es casi
una heroicidad, y ante esto más parece que nada pueda cambiar, y ojalá puedan
seguir, si continúan, callados, como siempre.
Sevilla a 4 de Noviembre de 2014
Francisco Rodríguez Estévez
No hay comentarios:
Publicar un comentario