miércoles, 12 de noviembre de 2014

Auspicios

Tal vez sea una señal de que nada es imposible. Restablecido, aun siendo temprano en el amanecer, campeaba. En sus pasos se le advierte todavía el miedo, por entre las abandonadas ruinas del solar en esta mañana que hacía presagiar lo que fue un caluroso día, un día para recordar, el de su vuelta.
 Emblemático pone sus nuevas marcas justo encima del muro Julio, en lo más alto de la fortaleza, estableciendo de nuevo su dominio.
Los auspicios pueden ser buenos si las señales así se muestran, esta sin duda es “marcadamente” clara, el gato, el maltrecho gato no sucumbió a las amenazas y zarpazos de Peligro, su rival, y  supervivió al caos automovilístico, maltrecho encontró sombra cuando desaparecieron las acacias, y se las valió para saciar la sed y el hambre en sus momentos más difíciles. Pronto se repondrá.
Nada importa las penurias que le acaecieron si a pesar de todo afortunadamente le veo, eso sí cojeando y vacilante, encaramarse como un triunfo a las adversidades encima de ese muro tapado, envuelto en tela como por obra de Christo, para orinar en todo lo alto, sobre la mancillada cubierta textil.
 En la colonia, estas señales que tenían como protagonismos a los gatos, animales de gran consideración y estima, se consideraban buenos augurios. El auspicio se interpreta como que el peligro, aunque fuera inminente, no dejó de ser un gato de los que dan por liebre y que a Emblemático aún le quedan vidas, para lamer las greñas de su pelaje. Tendremos provisionalidad para rato
Sevilla a 2 de Julio de 2004

Francisco Rodríguez Estévez

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