Tal vez sea una señal de que nada es imposible. Restablecido,
aun siendo temprano en el amanecer, campeaba. En sus pasos se le advierte todavía el
miedo, por entre las abandonadas ruinas del solar en esta mañana que hacía
presagiar lo que fue un caluroso día, un día para recordar, el de su vuelta.
Emblemático pone sus
nuevas marcas justo encima del muro Julio, en lo más alto de la fortaleza,
estableciendo de nuevo su dominio.
Los auspicios pueden ser buenos si las señales así se
muestran, esta sin duda es “marcadamente” clara, el gato, el maltrecho gato no
sucumbió a las amenazas y zarpazos de Peligro, su rival, y supervivió al caos automovilístico, maltrecho encontró
sombra cuando desaparecieron las acacias, y se las valió para saciar la sed y
el hambre en sus momentos más difíciles. Pronto se repondrá.
Nada importa las penurias que le acaecieron si a pesar de
todo afortunadamente le veo, eso sí cojeando y vacilante, encaramarse como un
triunfo a las adversidades encima de ese muro tapado, envuelto en tela como por
obra de Christo, para orinar en todo lo alto, sobre la mancillada cubierta
textil.
En la colonia, estas
señales que tenían como protagonismos a los gatos, animales de gran
consideración y estima, se consideraban buenos augurios. El auspicio se
interpreta como que el peligro, aunque fuera inminente, no dejó de ser un gato
de los que dan por liebre y que a Emblemático aún le quedan vidas, para lamer
las greñas de su pelaje. Tendremos provisionalidad para rato
Sevilla a 2 de Julio de 2004
Francisco Rodríguez Estévez
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