Palomitas de maíz
(peste aviar)
Ni me imagino como estornudaran los columbidos, pero como el
paracetamol no parece que sea la medida preventiva para colocar entre arrullos
en los bebederos, será pues hasta que no aparezca esa tos perruna, que solo
alivia una paloma de Rute en el amanecer, la responsabilidad considera no tomar
medida alguna, por lo cual, la tórtola turca, afincada desde hace años, seguirá
irrumpiendo con sus llamadas de despertar, en las dulces mañanas de dormir.
Las romanas y las porcelanas, además de palomas, no son más que un peligro para los edificios defecados,
al menos, hasta que aparezca una mortandad preocupante, sobre todo si se
advierte que esta la causa la cepa alterada que tiene que llegar en los vuelos
intercontinentales con las migraciones, mientras tanto, si la cosa marcha sobre
ruedas, a que preocuparse, no hay dolor.
Mientras, colillanos y marcheneros enjaulados tienen un
tratamiento distinto, los buchones y colipavos carecen de ese salvoconducto
visual y responsable que limita sus movimientos de toda la vida, pero que no
afectan a la fastidiosa tórtola turca que se adueña de los tejados.
Tal vez sea la mejor
solución esto de no hacer nada con el pájaro libre, ladrón cubano, de Morón, o
valenciano, pues cabe preguntarse cuanto tiempo se necesitaría para capturar
tanto que anda suelto, y con cuales medios se cuenta para vacunar y enjaular
tantos individuos de las distintas variedades de la amplia familia aviar, hasta
que pase el peligro, cuando no, sacrificarlos en una de esas cámaras previstas
para gasear pollos, al menor estornudo, o al menos, encerrarlos en esos camiones
precintados para que obre en día festivo, antes de su incineración. Sabia
propuesta.
Desde la responsabilidad se dice que no existe peligro en
este tipo, como el cajonazo del Yuyu, (quen no daría yo para alzar el vuelo).
Queda claro, pues la aviar no es una amenaza para la de maíz, ni para la que se
equivoca buscando el mar, y como no es cuestión de estropear la fiesta por un
resfriado del espurgabueyes, del sison y del flamenco que estornude en la
marisma, aunque contagie al pollo, a la ave fría, al pato, al cisne, a la
focha, al pavo real, al perro, al gato,al raton , a la rana, a la mosca, pero a
la paloma, dice la responsabilidad, que lo mejor es ni tocarla.
Cuando se escuchan estas cosas hay que creer que quien se
equivocó, en esta ocasión, no fue la paloma.
Sevilla 2 de Marzo de 2006
Francisco Rodríguez Estévez
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