lunes, 13 de octubre de 2014

Mercado Libre

A falta de un conocimiento de los productos , nada mejor que dejarnos  llevar por el ofrecimiento que hacen los profesionales, en especial de los alimentos. Al igual que elegimos el pescado que creemos más fresco en el mercado, donde además sus vendedores nos ofrece distintas variedades, también miramos el precio de acuerdo con nuestra economía y gusto, ya que  en las plazas de abastos se nos ofrecen distintas y multiples  opciones, donde podemos elegir el más idóneo, no solo para su preparación culinaria.
Me pregunto por qué  igual  no podríamos elegir  los responsables políticos. Me recuerda que en mi infancia,  en la localidad de la que procede mi familia,  existía un economato donde los residentes, a los que parte del salario les era abonado con vales para adquirir los productos en el colosal almacen -magazine, de tal suerte que si querías sardinas y había júreles  pues tenias dos posibilidades, tomarlos o dejarlos, no había mas, así de fácil, contando con que  hubieran entrado, y tras guardar una larga fila de espera.
 De los productos políticos que se nos ofrecen en este economato, donde  lo que hay es lo que hay, además pretenden que se elija uno,¡ para adquiridlo!
Desconfiando, recelo de su calidad, por tan alto precio, pues huyo de quienes me quieren hacer creer que  tienen generosas soluciones, como  del que dice que la primavera llega antes, tanto o más de los dudosos  piojitos tolerados, por aquello de gato por liebre.
 El drugstore  político tiene el genero con fecha de caducidad, tan solo hay que mirarla, y no tan solo esta, sino también los ingredientes, fabricante y fecha de producción y envasado, diría que también la numeracvion del código de barras.
 Seguramente con todos los datos la oferta no será tan tentadora como se nos ofrece y lo más seguro es que nos salga bien caro. Se dice que existe aun  el cliente fiel a  una marca, cuando esta siempre ofrece la misma relación calidad- precio, del gusto y  economía de sus consumidores. Bastaría  una pequeña alteración  en producción, precio, embalaje, para que rota la fidelidad, el consumidor busque en la concurrencia, aquel que pueda sustituir  al que por su deslealtad abandona.
 Es una lastima que en la  política no se sea tan exigente, como mirando los ojos de los besugos en lecho de acelgas, y las agallas  de la pescadilla mulata sobre el hielo escarchado, acercando la nariz disimuladamente, en un control intuitivo y elemental.
En el economato ,político,  apenas  se ofrecen primeras marcas ,solo tiene  los productos que hay, nos guste o no, la mayoría de las veces ofertan sucedáneos como en las cadenas  que llenan los buzones de correos, perca del Nilo por mero, emperador por pez espada, artesanía de surimi y teflan por langosta del Caribe y japuta por salmón. Al menos se dice que el mercado es libre
Sevilla a 2 de Noviembre de 2003

Francisco de P. Rodríguez Estévez

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