En la inopia
¿Podrán los sevillanos detener la obstinación de aquellos
que continúan llamando Mercado de la Encarnación, a lo que pretenden hacer con
él? ¿A quién pretenden engañar?, ¿A la ciudadanía? ¿A ellos mismos?
Muchísimos ciudadanos
demandan a los responsables públicos que allí se construya un gran mercado tradicional, tal como en el
programa del partido de la Delegada de Obras, podía leerse en la contraportada,
por inclusión de última hora, y se dejen de inventos de sótanos y locales.
Cierto que le pusieron el disfraz de plaza con arboleda y
lamina de agua que tan bien le vendría a la desesperada indigencia que duerme
bajo los soportales de Imagen.
También es verdad que, en las páginas centrales, podía leerse otra cosa distinta. Sí, pero no, y
acertamos aunque nos equivoquemos, que diría el ideológico redactor.
Lo peor, como la
marea negra, estar por llegar, y no será
esa rampa que destrozó la calle Imagen, ni la aparatosa valla que circunda
el solar, ni el deterioro del comercio, ni tan siquiera el del viario
resquebrajado, ni la tala de árboles
centenarios que la sombreaban.
Tampoco, aún siendo grave, es que avanzan unas obras que no
tiene hasta la fecha, ni el proyecto del arquitecto, ni el informe medio
ambiental, ni la valoración de unas excavaciones, que tras el fiasco, aún no ha
comenzado. Ni aunque sea preocupante, en breve, recibirá la visita de Gemelli, tras la petición de intervención realizada
en Bruselas por representantes ciudadanos, a esta vía lenta pero segura, amén
de alguna denuncia que resolverán los
tribunales de Justicia , tarde lo que tarde, y aunque las consecuencias, evidentemente
las pagaremos como siempre todos, lo peor es que los placeros permanecerán,
algunos años más, en la inopia provisional donde quedaron relegados, aguardando
el devenir que dejaron escapar de sus manos, y que dicen sin pudor mercado. Un
tranvía llamado deseo, se cambió por un burro.
Sevilla a 23 de Enero de 2003
Francisco Rodríguez Estévez
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