sábado, 4 de octubre de 2014


Desde 1973

Nadie se pudo pensar que en esta situación se permaneciera tanto tiempo. Nada menos que treinta y cuatro años se cumplen con semejante anacronismo en pie, y lo que es peor, que este a pesar de los pronósticos inaugurales no será el último, pues se ha iniciado el tiempo de cumplir los cinco lustros de provisionalidad para batir todas las marcas. Se diría que fuera condena.
Con el paso de los años, el arrinconado mercado provisional de la Encarnación, dejó de ser una vergüenza, pues lo que avergonzaba era tener ese magnífico solar, expropiado a los vendedores, y de qué manera en los tiempos de los miedos, para según prometieron hacer en el solar un mercado moderno, y no a la fecha no haberle encontrado el modelo como una solución, que no se tenía, ni se tuvo,  a su debido tiempo.
A muchos nos avergonzaba tanto el solar del demolido mercado, como las inhóspitas chapas del degradado reservorio, lugar impropio e inadecuado para la venta de productos perecederos,  pero a muchos,  más nos abochornaba  la actitud indolente mostrada durante décadas, no solo de los placeros, ya que de  la aptitud  de los munícipes, por aquello de las posibles represalias, que ahílas, siempre es mejor no decir nada.  
Larga espera, y lo que son las cosas, son los vendedores los que al parecer por salir de debajo de esa chapas que durante tantos años padecieron, pero que les permitió seguir desarrollando su actividad laboral de servicio público, (los mismos que aplaudieron aquello del mercado sótano), ahora abanderan esta modernidad  de setas que, para colmo de gestión, solo le reservan cabida a menos de la mitad de los que quedaron en ese rincón insufrible. El cainismo está servido.
Triste destino el que es de presagiar para estos vendedores supervivientes, pero lo que nadie se explica es como se llega a esa situación, que no es cosa de la noche a la mañana, ni por una sola causa. Vete a saber.
Algunos, y no son pocos,  piensan que todo se ha debido a la más que notable ineptitud mostrada por tanta responsabilidad de paso, mientras otros, que no son muchos, creen que fue la indolencia de los vendedores al no exigir la justa compensación por tantos años de abandono. Con lo cual, junto a la desidia de unos creció la ineficacia de los otros, para un asunto tan aparentemente fácil, como era construir un mercado municipal de abastos en el solar expropiado a los vendedores,(a fin de que este fuera totalmente municipal), con el empaque de su singularidad y tradición, donde todos los vendedores que dejaron sus puestos en el antiguo mercado, y soportaron la incuria de la pasividad,pudieran recobrar una dignidad que, aunque participaron en perderla, les fue arrebatada  por decisión municipal hace justo treinta y cuatro años.
 Una deuda histórica que lastimosamente se cancela con el pequeño reducto que, a la sombra de la vanguardia, han negociado a la baja unos comerciantes ávidos por salir, sin tener en cuanta donde, otros intereses, les habrán metido.
Francisco Rodríguez Estévez

Sevilla a 5 de Septiembre de 2006 

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