martes, 21 de octubre de 2014

 
Tres del tercero

Comenzó el tercer año del  III milenio, el de los treinta años, ahí es nada, también será año electoral. ¿Qué  prometerán a la Encarnación?
Nadie puede creer ya nada después de lo visto. Después de lo oído, de lo poco que han dicho, de lo menos que han hecho en demasiado tiempo para todo. Han sido muchas manos, tal vez demasiadas, para tan mal amasado, en especial el de la última hornada, donde no cabían más manos ni en la masa, ni en este horno que ya no está para bollos. ¿Qué nuevo ardid le estarán preparando? ¡¡¡Treinta años!!!
El circo que se monta en la Navidad, con el más difícil todavía, volvió a dejar a los comerciantes aletargados, sumidos en  soledad que produce el  dispositivo de  tráfico, algo tan absurdo que deja de manifiesto su inviabilidad, por más que se mantenga con el silencio de los vendedores, ya que hace a los compradores pensar en optar por  abandonar el centro.
 La hipnótica estrategia los duerme, como a los placeros que, sin voluntad, continúan blandiendo las grímpolas de las fantasías municipales de la modernidad y la vanguardia, que alejan hasta Osario a los clientes. ¡Que lejos!
Amores, buscará a oscuras, bajo la capa de asfalto, el pasado. En ese camino a ninguna parte, que parte a la calle Imagen con una rampa de entrada, sin salida, al laberinto de la confusión donde el minotauro, en esta ocasión es la dualidad la que lo guarda, aunque sus dos partes sean fantasmonas isabeles. Siempre llegaran otras, cuando pase el tiempo.
Los Magos soslayaron tener que pasar por la requeteinnagurada calle con sorpresa en su intrerior, como los roscones, y obsequió con el más grande de ellos a los capitulares. ¿Qué pensará el Rey Román, al respecto. ? ¿Pasará la Encarnación por la Encarnación, esta primavera? Y en madrugada sin carrera, ¿Bordearan este año las chapas de su perímetro Angustias y Esperanza? Acaso este año, Pilatos se asomará por el Sur tratando inútilmente de  buscar piso en la colonia Hispalense, para hipotecar sus palacios de Judea, por el Norte, paseará Claudia Procula, que sigue sin gustarle el solar por que las bodegas de los sótanos tienen demasiada humedad.
Sevilla a 1 de Enero de 2003

Francisco Rodríguez Estévez

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