lunes, 4 de agosto de 2014


Del siglo XXI

 

Después de que se pasaron la cuarta parte final del pasado siglo y la primera década del actual, completando los siete lustros de perversa provisionalidad, a lo de la Encarnación le apareció esto que por definición de profesionales de muchos premios el publico le dice setas, y aquellos patochada. Quizás sea un juicio temerario, semejante a los de la nominación al Mies.

Este elemento está realizado con la intención, así esta publicado en los medios, para nada menos que zarandear a esta ciudad anquilosada. Tampoco le iría a la zaga recordar estas otras, a modo de flores de vanguardia, y de transgresor, por más que las responsabilidades e irresponsabilidades se quedaran tan panchas. Por suerte aun nos queda la palabra.

Viene a tiempo recordar el lema concursal, lo de puerta, puerto, plaza, mercado, estación, aeropuerto, aunque de sobra sabemos lo que le ha ocurrido con este asunto de puerta, en especial la que no fue colocada, y el desacierto en las que dispusieron, todo ello sin rectificar para nada el penoso mamarracho que fácilmente se puede observar, mas siendo un lugar supuestamente comercial, tal como plaza municipal de abastos.

En estas me quedo con la intención del Doctor Sánchez en su tiempo de máximo responsable, durante doce años, con esto de la Encarnación, que, eliminando la propuesta sótano del pacto sillón-metro, a nada que hizo el nuevo pacto que fue  establecido de progreso, Encarnación con la Alameda. ¡Ay, Alameda!, en lo que sin duda lo de la Encarnación sería una ensoñación para el, cuando establece, en frase para hemeroteca, que en ese lugar degradado y muerto comercialmente es eso lo único que se podía hacer.

Luego vendrían otras como lo de la sinergia, la locomotora y si me apuran lo del mimo. Tiempo de esperanzas.

No convendría olvidar estas otras perlas, tal como, símbolo de modernidad, prolongación de la 5ª Avenida de Nueva York, emporio de riquezas, y otras tantas de distinto origen, sin olvidar que “eso” además de incumplir, leyes, normas y reglamento, y que incluso tiene una sentencia del Tribunal Supremo de  Andalucía, posiblemente recurrida, pues como que a ojo de buen cubero se le pueden detectar no solo los errores cometidos, si no también los horrores perpetrados.

Que decir del infesto soplo de apestoso bajío que al paso suelta el bicho emboscado en la curva de un acceso de dificultosa localización.

Aquello como elemento constructivo, aparte de icono, mas parece de capricho que de utilidad, y mas de perdidas que de beneficio, a raíz de las cuentas que se hacen las partes, y que decir de lo que se empeñan en llamar plaza municipal de abastos, cuando en todo este tiempo no se ha llevado a cabo ni la mas minima acción para mejorar este desafortunado enclave, en especial puerta automática de accesibilidad y emergencias, sistema de circulación del aire que evite la concentración de los olores, disminución posible en el volumen de las treinta y seis enormes columnas que quedaron en el viario, posiblemente en clara ignorancia de una optima distribución de los puestos. ¿Será por esperar?

El bicho no deja de expeler la ponzoña de su mal bajío. Hoy, la peste del aire caliente ha llevado la denuncia del damnificado hasta los medios, acaso cansado de pedir se cumpla las normas exigibles, para que un edificio millonario del siglo XXI, no largue a la calle la pestosidad de un viciado aire caliente, que afecta directamente a su negocio.
http://www.diariodesevilla.es/article/sevilla/1828676/las/rejillas/aire/las/setas/la/altura/peaton/incumplen/pgou.html
Llegado a este punto lo mismo convendría, visto que con tiempo suficiente los responsables no hicieron nada, ni se le espera, que al menos recordando el Juicio final de Dante, en la puerta del Infierno, colocaran un cartel que nos recuerde aquello del “quien por esta pase, pierda toda esperanza”.

Sevilla a 4 de Agosto de 2014

Francisco Rodríguez Estévez

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