miércoles, 6 de agosto de 2014




Contar

                                                                               Contar y contar


 Contar y contar, y volver a contar. Les cuento, es cierto que en la vida, pueden aparecer algunos, pero es cuando llegado tan alto número, esto empieza a crear una constante preocupación.

Cierto es que lo de la Encarnación ha sido largo, pues el caso es que lo hubiera podido dejar y haberme dedicado a contar nubes, cosa  hartamente provechosa y relajante, pues en esto no podría contar otra cosa, que contar entonces, donde ni  era posible contar galápagos, algo que con seguridad hubiera dada mas juego.


Por el momento los cuento al paso, como cadáveres, para que hagan juego con el refrán dejado como legado del tiempo del turbante, de cuando la Encarnación tenía patio de arrayanes y noria para regar los jazmines, antes que fuera convento. Pues cada uno lleva lo suyo.

Abruma su número, pero ella se encarga. Ya solo llevo la estadística. Ni que decir tiene que me preocupa en demasía las actuaciones que realiza, incluso las decisiones que toma, en ocasiones desmesuradas, por acción u omisión, pero es que no puedo hacer nada, no soy el que decide.
Vuelvo a sentarme tras el ultimo recuento, para darme un descanso en esto que me lleva tanto, y no dejan de pasar como nubes volando, rápidas como el tiempo, como las sombras, como las naves, otra vez lo del “tempo fugit, sicut nubes, quasi naves,volut umbra”, y en estos paréntesis, aprovecho el momento tal que fuera “Carpe diem", para hacer un balance de cuantos han pasado, tal como una balanza de justicia intentado irremediablemente encontrar alguna justificación que, llegado el caso se hace inútil, pues, como las notificaciones de Hacienda, ni caso, pasado el plazo.

Imagino que deben de quedar pocos que agregar a la lista, pero ocurre que en ocasiones nos encontramos con aquellos que se apuntan, con la tontería, en el banderín de enganche, por joder, y, si mal al principio, soy participe en el aplauso de lo que les espera, a nada empiezo a sentir lastima de ellos, pues por mas de trescientas mil razones de las de antes, se por experiencia que es implacable. Acaso su profesionalidad, le impide ser lasa. ¡A contar!.
 En ocasiones incluso desconocía la beligerancia que tuviera algunos, pero con seguridad, todos sabrían que les contaría, como continuaré haciendo.

Me sentaré en la puerta de mi casa para ver pasar el cadáver de mi enemigo”.
Este hermoso refrán árabe es en muchos casos una valiosa lección : la paciencia y la inacción son un arma más eficaz que lanzarse a luchar cuando la ocasión no es propicia para el enfrentamiento.

Eso sí, en otras ocasiones la utilidad de esta máxima es la resignación: esperar y esperar, esperando que pase algo, y lo que pasa, al final, es que aceptamos la derrota o, al menos, la imposibilidad de contraatacar, en el momento adecuado.

Finalmente, hay ocasiones en las que puede llegar a ser perjudicial. Ocasiones en las que el ritmo de los acontecimientos nos exige adaptarnos, y hacerlo rápidamente. Aceptar que las cosas se han dado de cierta forma, limitar las pérdidas al máximo y esforzarnos por transformarlas en ganancias.

Esto es dedicado para todos aquellos que nos hicieron  mal y ahora parece que los dejamos en manos de la justicia divina, que aunque tarda mas, es la mas justa porque todo vuelve en esta vida!!

Pero todavía no hemos tomado nuestra decisión...
Sevilla a 6 de Agosto de 2014

 

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