miércoles, 16 de julio de 2014


Sin tráfico

 

Está en el corazón de la ciudad pero no es un sentimiento, tampoco es algo que signifique pero, por nada del mundo eso puede llegar a identificarla. Malo seria pues que tomara relevancia un capricho como resultado de tanto silencio, de tanto papanatismo, de tanta vanguardia, de tanta modernidad, de tanta deuda, de tanto costo, de tanto error.

El bicho, se encuentra encerrado por los bolardos que le hacen tener un recorrido imposible  e inaccesible en su alrededor, incluso para los servicios, ya puedan ser de limpieza, como los de urgencias.

Lo peor sin duda es la desolación que sin trafico allí se produce, justo donde definieron aquello como emporio de riqueza, que mas acoge la indigencia, y ahuyenta al publico con tanta prohibiciones para acceder.

Bien temprano, cuando las claras del día hacían retroceder la oscuridad de la calida noche pasada, una ambulancia llegó hasta los bolardo que le impiden continuar para, imagino, localizar al paciente que habría requerido la urgencia de los servicios sanitarios.

Móvil en mano una persona baja, posiblemente para contactar con quien le indique  la dirección exacta para realizar el traslado del paciente hacia algún centro de urgencias. Es por el otro lado. A pesar de que una placa prohíbe el paso para desgracia de los automovilistas, esta  llega hasta donde otra nueva  fila de bolardos le  impiden el paso, y para colmo, al fondo, cerca del domicilio al que llegar,  una obra tiene una zanja en medio de la calle por la que tienen que evacuar al paciente en la camilla que han sacado de la ambulancia.

No debía de ser cosa grave, cuando después de muchos minutos transcurridos, desde la llegada hasta la evacuación, esta pude observarla  justo desde el fanal donde falta la puerta  automática, y por el momento inexistente. La señora mayor, aun con malita cara era transportada sobre la camilla de ruedas hasta el lugar donde la ambulancia quedó sin poder pasar.

Al otro lado, en la sinuosa calle duerme la indigencia. Un lugar ideal desde que se partió uno de los paños de cristal que quedaban recogido por un sistema de rieles colgantes tan propios del modernismo, que no de la aplicación de la nanotecnica en los avances de la construcciones ecológicas y sostenible, ¿pero donde tiene las setas parangón?

A un muy premiado arquitecto le  escuché decir en una conferencia acerca de a ellas, que era fruto del papanatismo. Lo mismo, en los edificios públicos, en lugar de fotovoltaicas dispusieron un vivero de tal árbol.

La indigencia allí ha encontrado acomodo evitando el relente, y el bicho calienta la calle con ese inevitable bajío con el que saluda a cuantos pasamos por la entrada del túnel dormitorio. Oler a olor.

Es una suerte para estas personas que se les hace imposible salir del laberinto en el que entraron, me estoy refiriendo a los desdichados,  y que por suerte pueden realizar sus básicas funciones de higiene en el único servicio que se cuenta para ello. Los lunes a la cola. ¿De donde salen tantos?

Lamentablemente, por demasiados errores, algunos subsanables pero por mas que resulta incomprensible, no se aplica ninguna medida correctora, así y asao, todos sabemos que el invento no llegará a ser nunca la sinergia del comercio, ni la calle dormitorio la prolongación de la 5ª avenida de Nueva York, ni las escaleras llegaran nunca a convertir la Encarnación en la Plaza de España de Roma, ni por asomo la plaza municipal de abastos podríamos compararla con ningún referente de Barcelona, Madrid, Valencia, incluso Huelva, o Cádiz.

La verdad es que cuesta entender que interés tienen las dos responsabilidades en hacer fracasar aquello, pues hasta que se caiga, no nos queda otra. Dios quiera que con tanto bolardo no tenga que pasar una desgracia para que los retiren. Autobuses en la Encarnación ¡Ya! Paradas en las escaleras. Puerta automática. Será por hacer.

Sevilla  a 16 de Julio de 2014

Francisco Rodríguez Estévez

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