viernes, 4 de julio de 2014


Alarma

 

La cortadora de huesos hizo su trabajo. Ahora la casualidad descubre el mecanismo para que el personal de mantenimiento, que nunca pasa por la desértica calle, aparezca.

Se le ve mas grueso, tenia el rictus desencajado pues su portentosa nariz, acaso de oro, tal que fuera enólogo sommelier, le trajo hasta este lugar al que sus pituitarias de sabueso le habían confundido, pues varía la cosa, si los efluvios enviados al denso ambiente eran los de hueso de jamón de bellota de la sierra Norte, y este lo confundía en su celo, con el de cuerno quemado. ¿Dónde se habrá quemado un cuerno?

Todo volvió a la calma después del sobresalto que sufrió el encargado de la alarma por culpa de su nariz, y todo ello por no tener el  llamado edificio emblemático de esta ciudad, el sistema apropiado para la renovación de aire, pues según la probóscide, que en esta responsabilidad es causa para alcanzar el “baskein” vital (entiéndase salario en lugar de comida)  cuando le venia dando el olorcillo a asado de astas desde la aleatoria puerta de la calle sinuosa. Pelin lejos.

De todos es sabido que las partículas odoríficas en suspensión en los espacios cerrados, pueden causar cierto número de alergias y rinitis, y lo que puede ser peor, afectarse de la vasculitis leucocito clástica purpúrea palpable, asociada como enfermedad laboral.

En el interior del laberinto huele, hay días que apesta, y no precisamente a cuerno barbacoa, ni cornamenta a la brasa, pero la costumbre hace que a muchas personas les pase a ser inodoro y no lo perciban. Pero está en el ambiente ¡digo, que si está¡

Por suerte ya se había difuminado los efluvios, por mas que ni me creo que los cuatro huesos de jamón cortados hubieran producido ni la centésima parte de lo que cada mañana me larga el bicho al entrar por la escondida puerta Norte, buscando las aleatorias, que hasta asco produce tener que tocar la  empuñadura de la puerta.

Era media mañana cuando se produjo la vista de quien puede  darme el relevo después de cincuenta y ocho años de placero en las tres encarnaciones, que como aguador, marcaron tres tiempos, tres edades, solo que en esta hasta sobra el higo, pues  no es cuestión de darle sabor al agua de la clepsidra, cuando se alcanza el 69.

Pienso que puede ser, o tal vez, no,  mas es difícil saber cual será esta primera decisión cuando no mostró en su visaje el mínimo entusiasmo, lo mismo se frustra el intento, y todo queda en un gatillazo. De haber estado la puerta todo hubiera sido más fácil.

Todo está en el aire, como las partículas perjudiciales, como el mal bajío del bicho al amanecer.

Concluida la primera fase, el encuentro, ver para creer, ahora basta saber en brevedad, si es que continuamos, que podemos hacer.

Sin prisa, será lo conveniente. (paulatium, ut conveniens est)

Sevilla 4 de Julio de 2014-  CL Aniversario de Cruz Roja. Fiesta en USA
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Francisco Rodríguez Estévez

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