domingo, 13 de abril de 2014


Otra

La diferencia ya se  puede apreciar, pues nada tiene que ver este lugar lleno de bullicio, con el que hasta hace poco se le consideraba saturado de bares y ruidos.
Un sitio especial por cuando sigue teniendo una parte importante en el comercio de esta ciudad durante doscientos años. Toda una historia de la ciudad, en su centro histórico y de casi ocho lustros de provisionalidad. Un lugar destinado a su propio destino, y abandonado por la  incompetencia de tanta irresponsabilidad.
 Un lugar donde era posible hacer una plaza de abastos amable, y a escala, sin transgresiones de esas de temer, y que es mas que posible que algún día tengan que penarse con una demolición, tal como el caso del chiringuito paellero que se llevó por mas de 25 años “desconociendo” la situación. Lo mismo, no es igual, pero quien sabe, pues una cosa es el cobertizo para animales, y  otra cosa es la “la Gaviota”, que hay casos y casos. Y otros muchos a los que no llegaremos a conocer su final.

Con todo, aquello, también llamado patochada, y calificado a priori como la locomotora del decadente comercio, hay que reconocer que el ruido reinante en la actualidad en lo de la Encarnación, desde luego que no ha sido producido por la plaza de abastos tal como había pronosticado el doctor Sánchez.

Posiblemente tampoco ha sido por la atracción del publico hacia este mamarracho de mercado municipalizado, llamado a ser la sinergia del sector, tal como anunciara el delfín, ángel caído en las visiones esotéricas, puesto que, antes de la salida forzada, en una de aquellas llegó a visionar  nada menos que la mismísima prolongación de la 5ª Avenida de Nueva York, llegando a predecir, ahí es nada,  que por el interés que había  en las mejores firmas fashion por venir a instalarse en la sinuosa calle cubierta.

Por cierto que en tres años, la empresa de teléfonos sigue cerrada. La pizzería ahora es cervecería. La heladería, mesón-asador, y  la tienda de calzados,  bar de copas, como ejemplo de transformaciones del poco éxito que aquello por el momento tiene.

La curva Sur, calle travestida también en otro bar, es el indicador de lo que ocurre  en esta otra Encarnación desproporcionada y transgresora, pues para que en la ciudad de las personas, estas llegaran a la solitaria, decadente y ruinosa Encarnación, se hace evidente que lo que había era una falta de bares tal, que nadie se daba cuenta de esta carencia para que esta Encarnación se haya convertido en otra.

A decir verdad, se advierte que en penúltimo responsable, ¡mas madera!  ya advertía que lo mismo daba esperar después de 37 años unos meses más, y por fin, su vaticinio llega a los cuarenta años, mas madera, más bares. Y además, sin puerta automática, se fue solo, solito, solo.

Un reguero de bares, baretos, barecitos, bistrós, abacerías, gastro-bares, cervecerías, cafeterías, kioscos, y chinos con litronas que van de Este a Oeste, y de Norte a Sur, confluyen en esta otra Encarnación, en la que la plaza, la de abastos, se encuentra sitiada por bares, y mas bares, sin que ninguno de ellos realicen, que se sepa, sus compras, por mas que anuncie cocina de mercado, cosa del marketing, pues una cosa es mercado, y como bien sabéis, plaza municipal de abastos es otra.

Sevilla a 13 de Abril de 2014

Domingo de Ramos

Francisco Rodríguez Estévez

No hay comentarios: