Que hacemos
Debe de parecer que se trata de una broma a tenor de las
respuestas que al respecto me llegan sobre este penoso asunto de lo de la Encarnación. Una
situación en la llevo tanto tiempo intentado hacerla comprender a las
responsabilidades, lo cual no es nada fácil.
Es por lo tanto que no sorprende el silencio, pues la
sorpresa acaso sea, después de tanto tiempo, que la seriedad que conlleva el demandar una
puerta automática, para que al menos se obliguen cumplir con la Ley de Accesibilidad, que nada se tenga
que decir.
Puede que sea por aquello de que las responsabilidades en lo
de la Encarnación
están compartidas, divididas al punto de que en ocasiones se tiene que echar
mano del contrato de concesión para saber donde están las que corresponden a l ala
concesionaria y cuales a la administración,
y en ese juego de algo que debe de ser serio, con las bromas se quiere, uno por otro, ignorar la letra de la
Ley. Es evidente que la de Accesibilidad es
para cumplirla, pero por el momento, nada por aquí, nada por decir.
Cualquier persona que haya visitado el laberíntico mercado
de la Encarnación
con seguridad se habrá percatado de lo de la puerta inexistente, y también de lo
de las puertas aleatoriamente situadas, y aplicando la tontería colocadas por
pares. Pues de todo esto y otras deficiencias fácilmente detectables, tiene
sobrada información tanto la responsabilidad municipal, como la que corresponde
a la concesionaria, y a tenor de las respuestas que ambas responsabilidades dan al cumplimiento de
la Ley de
Accesibilidad, pues como que mas parece que le dieran poca importancia lo cual
seria mal asunto, o tal vez que dejando pasar el tiempo, la estrategia sea,
tomarlo a broma. ¡Que podemos hacer!
Sevilla a 30 de Septiembre de 2013
Francisco Rodríguez Estévez