Estatua de Hermes
En la mitología griega Hermes (en griego antiguo Έρμῆς) es
el dios olímpico mensajero, de las fronteras y los viajeros que las cruzan, de
los pastores y las vacadas, de los oradores y el ingenio, de los literatos y
poetas, del atletismo, de los pesos y medidas, de los inventos y el comercio en
general, de la astucia de los ladrones y los mentirosos.
Hijo de Zeus y la pléyade Maya. El himno homérico a Hermes
lo invoca como el «de multiforme ingenio (polytropos), de astutos pensamientos,
ladrón, cuatrero de bueyes, jefe de los sueños, espía nocturno, guardián de la
puerta, que muy pronto habría de hacer alarde de gloriosas hazañas ante los
inmortales dioses.»
Me hacia mas ilusión acudir para este menester a la Ceres de Vasallo, me la
hacia mas cercana por cuanto la adquirieron los vendedores de la Encarnación hacia los
años 50 del pasado siglo, (como quien dice ayer) pues quedamos quien la
recuerda en el privilegiado sitio de la hornacina central de la fachada Sur que
se le edificó al viejo mercado tras su mutilación.
Diosa de la abundancia, de los campos, de los cereales y de
la fertilidad. Pero en este caso tendré que acudir a este Dios mensajero para
que estos escritos que envío formulando una razonable petición, los pongo en
sus manos para que llegue a las alturas que corresponden, y no se conviertan en
mensajes de humos, tal como los hacían los indios, y que se disipaban a nada
que el aire hiciera su aparición, muy especialmente las miasmas, que por su
olorcillo, parecen que emanan del propio laberinto (ya sabéis) por la falta de renovación.
Encarnado encargado, mira por donde, de las fronteras, lindes,
perímetro y alineaciones, irregulares o transgresoras, ya fueran curvas o rectas,
acaso también de los que intentan pasar, salir, o simplemente cruzar el
disparate a ser posible por la puerta de la lógica, pues la dificultad no se
encuentra en pegar con cera las alas para escapar de semejante lugar, antes de
que te coja el toro, y es que a falta de burladero lo sensato es coger la
puerta, que siendo Dios Hermes protector de los inventos, lo mismo se le ocurre
ponerla, mas que con palabras, con ingenio.
Lo mismo si la protección hubiera sido solicitada a Príapo, se
hubieran enterado allí arriba del potencial que los placeros en cuanto les
tocan en su sensibilidad pueden mostrar, motivo suficiente cuando vela por los
mentirosos. Pero al igual que invoca el himno a cuatreros y ladrones de los que
te roban la cartera y la documentación metiendo la mano en la caja, igual va a
los pesos y medidas que se la llevan con un bolígrafo, también es jefe de los
sueños, espía nocturno, y guardián de la puerta. Dice el himno dedicado al
multiforme, como el multidisciplinar y polietapico conjunto micologico, ruina, calle sinuosa, laberinto, azotea
botellodromo, plaza de los indignados, enclave de eventos, contaminador visual
de fuente, puente sin seguridad, y de paseo sin accesibilidad, ni
sostenibilidad, con reservorio de placeros subvencionados, que este Dios en
cuanto a lo de la puerta, que una vez la instalen, hará muy pronto, igual para
la inauguración, alardes de gloriosas hazañas ante los inmortales dioses.
Quiera Hermes que estén todavía para esa fecha mis amigos en
el consistorio y el la adjudicataria concesionaria, como representantes de las
divinidades que permanecerán, como los placeros, incluso cuando ellos, al igual
que tantos otros lo hicieron se hayan ido del Olimpo.
Sevilla a 28 de Febrero de 2013
Francisco Rodriguez Estevez