jueves, 29 de noviembre de 2007

Año de gatos

Año nuevo

Año nuevo, vida nueva. Un tópico para aquellos insatisfechos que desean cambiarla optando por esta fecha, en lugar de otra, como emblematico inicio y referencia de su gran mentira, pues tras la ultima campanada todo seguirá igual que se deja, para volver a la rutina, a los mismos defectos, por más que se hagan propósitos de enmienda.
Nada tiene de extraño cambiar de forma de vida en cualquier momento, dado que la eterna, como la fortuna, puede aparecer sin previo aviso, cosa que no ocurre con el devenir de la vida pública que solo se puede cambiar cada determinado tiempo.
Año nuevo para intentar que a su conclusión quede sumado en nuestra vida, cambie o no cambie, año en el que continuaremos creyendo en las palabras, que le vamos a hacer, como valor irrefutable, y en las promesas que nos hacen cuando son dichas con buenas maneras, con talante, aun sabiendo que se nos engaña como a chinos.(Aquí podríamos hacer algo)
Comienza este, año chino del gato, gato por liebre, con los auspicios que le corresponden de ronroneo y zarpazo. Gato, como Emblematico, como Peligro, y gato como emblematico, como antiquarium, como epatante, inequívoco tres en uno en el metropol, metro centro, metropolis. Están pero no son.
Será pues, este año del gato, propicio para el mismo gato, por donde feles campeará a conveniencia sin que nada se tenga previsto para evitar que jugando con la madeja, bola de lana, bien, la enrede, peor, que realice un estropicio irreparable rayando la caoba de la cómoda. Emblematico gato. ¡Zape!
Es imposible que pueda ser este año siete el que quede marcado por las “setas”, cual zorro de antifaz carnavalero, puesto que el santero cubano lo que predijo, allá por el noventa y dos, cuando la Expo, que el año de la Encarnación es el ocho, como la madeja municipe, que me deja, pero lo deja, numero que interpretaba como de la esperanza, pero que también puede significar cárcel. Como si la espera de treinta y cuatro años, lo fuera para salir de la trena, o como si toda la esperanza se acabara en los calabozos provisionales, y luego empezara la condena.
Pero aun falta que pase todo este del gato, gato por liebre, de tranvía y metro, de comicios y urnas, de campaña y promesas, de inauguraciones y primeras piedras, de fotos y titulares, devotos y agnósticos, que marcará inequívocamente un Pentecostés de botos.
Por el momento algo hay claro, mucho tendrán que acelerar los trabajos para realizar los gigantescos cilindros que servirán de soporte a la epatante cubierta, al objeto de que pueda cumplirse, (a mediados de Enero), esa falencia que suele salir como si de la gatera lo hiciera la precipitación política, por la que a algunos se les escapan sapos, y a otros, gatos, siempre gatos.
A Emblematico lo aplastó el coche bajo el que se resguardaba, y Peligro, quedo atrapado bajo el hormigón de una solera, donde se fosilizará en el ámbar gris de la cementera, tal como en los tiempos de Al quedaban los “consiglieris” de las bandas rivales a esta del capo que evadía sus impuestos, hasta que la malaya de entonces lo trincó por trincar en el trincadis del intrincado tejemaneje y se pasó “ocho” años de madeja en los alhaurines de Chicago, y todo por un gato contable.
Lo que son las cosas, dos liebres, siendo gatos, y los gatos sueltos, como que ya no se puede creer en nada.

Francisco Rodríguez Estevez
-Sevilla a 1 de Enero de 2007

El silencio cesante

Esa cosa

Es una realidad que el silencio no ha sido interpretado como un rechazo, y que la protesta de corrillo, e incluso de indignación, por generalizadas que sean, no ha generado la menor inquietud en el cotarro como para que fuera una preocupación añadida, para los que tienen que resolver, a veces con improvisaciones, en que quedará semejante cosa.
Los días pasan, y a siete meses de la anunciada inauguración del parasol metropol, inversión qatarí para llenar el vacío de la tantos años abandonada plaza de la Encarnación, donde, con la creación de nuevos niveles edificativos, y colmatada por variopintos elementos constructivos, más parecerá “la feria de las naciones”.
En la planta sotano, una vez que no pudo realizarse allí el mercado ideado por la anterior alianza, ni el gran aparcamiento, si la suerte nos acompaña, estará terminada la estación del metro. Velocidad de vértigo.
El “antiquarium” expondrá una valiosa colección de piezas salvadas en la excavación, junto a las que están por desenterrar, al parecer, las mas importantes. Eso será correr.
Lo de la rampa de Imagen, seguirá siendo un misterio, pero cualquier observador caerá en la cuenta de sus pasos, que la modificación de la alineación ha dejado bastante estrecha las calles alterando la alineación medieval que nos llegó hasta que este pacto, de Encarnación y Alameda, ¡ay Alameda!, se pusiera ha hacer esas cosas que los demás no tenemos más remedio que aguantar, sencillamente por permanecer en ese silencio cesante que tanto gusta practicar. ¡Por que, no hablas!
Sevilla a 28 de Noviembre de 2007
Francisco Rodríguez Estévez

lunes, 26 de noviembre de 2007

A la espera de los resultado

El numero tres (lagarto, lagarto)
Este impar y pasa de los números cabales, de las gracias, de las virtudes, número de Juzgado, de las cosas de la vida, (salud, dinero y amor), número esotérico, y tambien erótico en los juegos de cama y edredón, nos advierte que algo serio se cuece, mientras rueda la bola. Ocho, par y rojo, gana la banca.
La ludopatía no es un juego, ni es cosa de broma, pues se trata de un asunto tan serio, tan peligroso como una phaloide en un revuelto, con g, de gana, cuando hay alguien dispuesto a tragar ejerciendo de “tragaperras”,¡ que mala es el hambre!.
El numero tres es un peligro, en el numero tres, dicen las estadísticas que nadie gana.
La suerte está alineada con el azar, en la posición de firme, alinearse, ar.
Algo falla, cuando el fallo perdedor tiene posibilidad de ganar, los últimos serán los primeros, pues nunca los terceros vencieron. La Fortuna es caprichosa, la Fe nos arrastra La Justicia es repartidora de suertes que juega sus números. El tres.¡ Vaya tela, del telón!.
Tres virtudes, para creer. Una Fe ciega. Esperanza, que son tres, que con expectación y gracia, hacen cinco, y Caridad baratillera, de gradas, de almoneda, de Jueves, y de Alameda, de mercadillo de la Alfalfa transformada en bio diesel, libre de humos, “Changai” de changar, que no es lo que parece, aunque estropee, según su manipulación y premio. Hagan juego y juzguen. ¡¡Justicia!, Justicia, señor, pero para mí, no.
Al preso numero nueve, ya lo van a condenar. La Encarnación de seis estantiguas está en capilla, pendiente de fallo, y fallando en los cálculos de base por altura, partido dos, jugando al ocho, como los viscosos brazos, que son pies, de la entauromedusa polipoide, como el octopusis “Arquitectus”, y tiene prórroga de errores, y de horrores. ¡Pero cuando llega la sentencia!, como cada año, delante de la Esperanza.
Al sumo, solo juegan los gordos, deporte que tambien se dice supremo, para diferenciar al del primo, que siempre tiene la última palabra.
(El gobernante, aunque lavara sus manos, solo era un intruso, un figurante en el guión del tiempo, cumplido los treinta y tres.)
La Encarnación, tiene pasadito los treinta y cuatro de alahurines, con veintiséis por arriba superará al sexagenario y verde, laurel, y que si pasan los quince por abajo, pase misí, pase misá, por pasar tantos, o abuso de la menor, cantidad se entiende, su condena puede estar asegurada.
Solo quedará el descendimiento, orden superior con tres necesidades, hacer, deshacer, y rehacer, orden olvidada del ochenta y siete, ocho y siete, aunque sean seis, de Sevilla, de setas.
Pero con suerte, se pueda volver a ver a la giganta, imposible por las setas, desde Regina, y sea devuelto ese cielo transparente como cristal de La Trinidad, que no se puede perder, y en lugar de misterios, se produzcan dos milagros. Entonces, formaremos la plataforma de los milagros que salvan a Sevilla viva, en defensa y difusión de la aplicación del sentido común sin necesidad de juicios. ¡El tres. ¡¡¡BINGO!!!.
Sevilla a 23 de Noviembre de 2007
Francisco Rodríguez Estévez

calle sin nombre

Calle para siempre

Con permiso de la Autoridad (y si el tiempo no lo impide), llegará ese indefinido día en que lo de la Encarnación puede acabar convertido en eso que aun cuesta imaginar, si es que las improvisaciones no deparan otra cosa, y los imponderables lo contrario.
La cronometrica de los plazos señalados acelerará la velocidad constructiva, pues ocho meses parece poco tiempo para realizar la estación de metro prevista en el “metropol”, más cuando la línea no tiene un recorrido concreto.
Poco ayudará la metamorfosis de la cubierta “parasol”, con esos extraños cambios para condenar a la sombra, tanto al soberbio laurel, como meter en la perpetua su plaza de abastos.
Cierto es que pocas voces, de la protesta generalizada, se han dejado oír abiertamente, y que la ultima palabra será la palabra escrita, para que en tanto, el que tenga algo que decir, lo diga ahora, pues de otro modo tendremos, bajo setas, plaza o calle para siempre de tanta solidez, que no sucumbirá con los milenios, para crear la confusión en los arqueólogos del futuro discerniendo que clase de cultura era la existente.
Por el momento nadie sabe si lo que resulte se parecerá en algo a las recreaciones virtuales realizadas, ya que en nada lo hace a la idea premiada, ni como se realizará ese museo de la Hispalis que debió quedar “in situ”, a pesar de todo lo que se ha perdido como consecuencia de realizar las cimentaciones de unas caprichosas estructuras. Sigue habitando en el desconocimiento ese invento de plaza azotea, bien pública, o privatizada, cuya terminación y resultado, aparte de ese presumible “botellodromo” continua siendo una incógnita, en especial ese “planetarium” de luces a semejanza de la bóveda celeste.
Sevilla a 25 de Noviembre de 2007
Francisco Rodríguez Estévez

jueves, 22 de noviembre de 2007

En la radio

Desde las ondas

Me invitaron a una tertulia radiofónica, para hablar de “La Trinidad”, pero irremediablemte, acabé haciéndolo sobre lo de “la Encarnación”. Dos misterios. Cuarenta minutos que pasaron volando en los que faltaron tantas cosas que decir, que ni decir tiene, que para la próxima no confiaré en la memoria, y menos cuando los misterios se mezclan, y los pros de uno son contras del otro. El clásico si pero no de la dualidad de esta callada mariana.
Vete a saber por que causa, si para la fábrica de vidrios de “la Trinidad”, no se pueden cambiar las reglas del juego de este “monopoly”, antes “Palé”, de mesa y tapete, en la Encarnación, esto no supone ningún problema.
Es cierto que para muchísimos habitante de esta cosmopolita gran ciudad, tanto lo de la Encarnación, como lo de La Trinidad, sigan siendo misterios, pues ni recordaran la fabrica de vidrios, ni habrán conocido la plaza de abastos. Pero tan sabido es el desconocimiento, como las certezas de la importante relevancia que tuvieron estos enclaves de trabajo, fábrica y comercio, para esta ciudad.
La Encarnación (1820) considerado en su día como el mayor de los mercados, La Trinidad, (1900), la primera cooperativa laboral, fueron edificios verdaderamente emblemáticos. En la Encarnación ahora hacen setas, a todas luces inapropiado enclave, en detrimento del gran mercado demolido, en “La Trinidad” donde todavía podemos ver la belleza de su edificación, parcialmente protegido, parte con ventajas en el juego inmobiliario. Como pocos conocen ni su pasado, ni el futuro, parece que interesa que prevalezca la ignorancia, y que nadie se pregunte porque la Encarnación sufre una demora que alcanzará los siete lustros, para que le aparezcan esas setas,( o lo que sean), desmedidas y enormes, fuera de toda integración en el paisaje, y eso que la calle Imagen se las trae, y el edificio municipal desafectado por el concurso no digamos. Pero todo esto sucede por que esta es ciudad de personas que se dejan construir los sueños.
Nadie se pregunta los motivos para derribar parcialmente, mutilar irreparablemente, (antes partía que doblá ), esta Trinidad del ayer que nos quedó en pié, estoica, cuando se está volviendo a una movilidad de cuando allí se soplaban vasos, y a esta vieja fabrica se le niega el derecho a existir. Dicho sea de paso, que se trata de un bellísimo edificio, al que con afianzarle su futuro mejor, llenaría de vida nuevamente al barrio, a la ciudad, si es que logramos salvarle de una picota, que como la de pinocho crece, y se alarga, y se alarga, y se alarga. Por eso lo de la Encarnación llegará hasta los treinta y cinco años.
Sevilla a 22 de Noviembre de 2007
Francisco Rodríguez Estévez

miércoles, 21 de noviembre de 2007

El recuerdo del "tiovivo"

Las voladoras

La primera impresión al ver aquello, que con las claritas del día ocultaba en cada paso la negra despedida de una noche fría, y que por más que verlo, aquello me causara lo que fuera, no dejaría de ser solo una anécdota, una sensación personal, en todo el trasfondo. Tuvo que ser un amigo quien me vino a decir que si lo importante es el mercado, cualquier impresión que aquello pudiera producir al contemplarse sería algo sin importancia, para algo tan importante, que no es precisamente su diseño, ni su cuestionada vanguardia, ni su dudosa funcionalidad, ni tan siquiera su desmesurado costo. ¿Pero donde está ese mercado?
Dicen que cuarenta puestos, del mercado provisional, quedaran integrado en el proyecto de mercado emblematico, y como que suena raro, nombre tan grande, para algo que resultará tan pequeño.
El caso es que en la fresquita del amanecer, de este día después de su implantación, o izado y ver “aquello” que distorsionaba toda idea anteriormente publicitada en exposiciones y recreaciones virtuales, pues apenas superado lo que me temía, me pareció al instante encontrar en el almacén de los recuerdos nada menos que a las voladoras de una calle del infierno degrada en los fangales y polveríos, allá por la Catalana, donde colgaban de cadenas sus columpios.
Vertiginosos giros de las voladoras, voladoras de plaza de Cuba, voladoras de la gran plaza, y de la plaza de los carros. Voladoras de veraniegas veladas, voladoras de la Encarnación, vela de sombras, donde giran y giran tantas cosas que, como la primera impresión, al meollo del asunto, la plaza de abastos, la dejaron para encabezar un nutrido anecdotario.
Cierto es que los transeúntes dan opinión en voz alta. Acaso tendrán sus motivos cuando unos aplauden, mientras otro se ríen, ante aquello que en la nublada mañana tuvo estreno de paraguas, siendo ideado para el Sol, mientras el metropol se diluye como colada por el bajante, viendo este “ochico”, dulce típico de Viernes de Dolores, “ochico” cubano, chicanne de un scalectrix tamaño del disparate del ocho que trajo a este enclave misterios del Caribe paso a paso, Via Germánico, Via Cómodo aparcamiento en Adriano, y caminar de Via Venetto a Via Trajano con salida en Alameda, ¡Ay Alameda!, vía y catenaria del tranvía. Cuando de siempre la Encarnación que se va cuando viene, misterio que muere y resucita, en la encarnadura que, con tripas de la Encarnación, le diera, junto al de la Sangre, su autor, pero que el de esta Encarnación de mis carnes, caso cerrado hasta Pentecostés, será para los mortales un misterio sin resolver.
Francisco Rodríguez Estévez
Sevilla a 31 de Marzo de 2007
Paraguas en la Encarnación

Rosa gris

Encarnación rosa

En la paleta cromática, el blanco degrada al rojo, que se hace rosa, rosa chicle, rosa pastel, y es el amarillo junto al azul, que sale verde, el que obtiene ese deseado color de la carne, el encarnado de imágenes. El encarnado que dice mi diccionario, pero que no es rojo, ni bermellón, ni carmín, ni bermejo, ni colorado, ni magenta, ni grana que es color de la carne. Carne roja, carne rosa, carne blanca, carne débil, pecado de carne, carne de guiso, carne ibérica, carne de toro, carne de filete, carnes en la Encarnación.
El rojo degradado, es decir el rosa, con algo de amarillo se volvería beige, y si se le pone negro de severidad, nos aparecerá el gris. Al final todo se vuelve gris.
Lo de la Encarnación, a lo que de base se le pone el rosa, para buscar la encarnadura, se completa con matices “verdosos”, cadavéricos, hasta que se consigue ese punto de rigor, mortis por supuesto, que envuelve el misterio de su muerte. Por que de toda la vida la Encarnación, se muere. ¡Vamos, que así estaba escrito!
Pero lo de la Encarnación, la de las phaloides, parece ser que aguantará hasta el verano por mor de un nuevo modificado. La seta aislada del grupo, la peligrosa, acabara en punta, como la papalina de Sor Emilia de la Caridad, con la intención de que el gran laurel que tanto estorba, y no pudo ser talado, quede a la sombra en ese Alhaurin de poliéster.
Así pues, dice la responsabilidad que después de 34 años que llevan los vecinos, esperando al mercado, este es que ofrecen para la gran ciudad. Aunque lo más importante será, que aguante al menos, tanto como el provisional. ¿Pero donde está el mercado? Al final todo se vuelve gris bajo la sombra.
Sevilla a 21 de Noviembre de 2007
Francisco Rodríguez Estevez

martes, 20 de noviembre de 2007

La visita esperada

A solo unos metros

Todo estaba preparado para la visita. A solo unos metros de la provisionalidad, la prensa puso de aviso a los comerciantes, los pocos comerciantes que resisten bajo las mas calientes chapas del tejado de zinc, donde ni las gatas hacen llamadas de amor, que las autoridades visitarían la Encarnación.
Aprieta de lo lindo el calor en este día de asueto para las brigadas que extraen el pasado, y las que cimientan el sueño de un futuro antojadizo.
Allí mismito, al lado de la provisionalidad del genuino chabolismo comercial, frente a lo que fuera convento de la Reina de los Ángeles, justo donde se lanceaban los toros bravos, tuvo lugar el convite de autoridades. Todos con el casco blanco, para que se vea que no hay diferencias, en este día de confraternidad.
Justo el mismo día en que Fidel manda mensajes grabados de tranquilidad, dos del ocho, día señalado de la Reina de los Ángeles, día de ágape y no se sabe que, día de agenda, de protocolo, en el cual no hay, como aquel lejano señalaito de Santa Ana, ni primera piedra, ni foto, ni recuerdo de ella, pero en esta nueva ocasión de fotos, vuelven a aparecer las carpas marbellíes, que tanto cachuli sombrearon sus lonas, para paliar el calor reinante, para que este día de las palabras, de fiesta en la porciúncula de la Fundación, también en la Encarnación lo parezca. Negros y esclavitud.
La visita, corto meeting de agenda no da para más, aunque por ser la primera visita a las obras de la responsabilidad, esta tome el carácter de evento, copa y catering.
Aprieta el calor, y la fugaz visita no acierta, tal vez por que ni la mira, a encontrar en su mirada la provisionalidad que la espera a escasos metros. Que poquito talante tiene el político que soslaya la importancia de esos pequeños detalles que tantos puntos otorgan. La empresa pierde puntos en bolsa, pero no hay que alarmarse. Fibes va el doble de lo presupuestado.
Otra vez los vendedores del provisional, se quedaron al margen de la fanfarria del saludo propagandístico, cosa que siempre es de agradecer.
Sevilla a 2 de Agosto de 2006

Encarnaciones de Sevilla

Con las carnes abiertas

Las cuentas vendrán mal dadas, si el día que dicen se acabara todo esto. No parece posible que en ciento noventa y cinco días se me ocurran las cuatrocientas y pico que faltan para llegar a las dos mil, para ponerle epilogo a esta aventura escrita.
No tendré más remedio que hacerme ver. Con el síndrome epistolar, no me quedará otro remedio que seguir con otras encarnaciones, que nunca faltan, aun sabiendo que ninguna será como esta, que de aparecer otra igual lo mejor sería hacer de político micologico en su trilogía de no escuchar, de no mirar, para no decir, y dejar que los días me pasen sin acelerar los latidos.
Pero cuando llegue Junio, todavía estaremos en lo de la Fabrica de Vidrios de la Trinidad, en ese intento para que no se derribe un edificio clave en la economía y en la historia industrial de esta ciudad, y que milagrosamente se encuentra intacto, para darle infinidad de usos. Estaremos en Velásquez por Sevilla, perseverando en que es posible reactivar nuestro museo, dotándole de un Patronato que incentive su actividad cultural y social, difundiendo y aumentando su legado patrimonial con incorporaciones pictóricas, básicamente, y logre el resurgir aumentando su dotación presupuestaria. Estaremos con la gente del Gordillo, con su ristra de problemas sin resolver, con Ecologistas en Acción, enfriando el cambio climático con actitudes responsables, Con Baetica Nostra, en su lucha constante, con todo mi cariño con Ben Baso, incansables en la difusión y protección de los valores patrimoniales, y dando todo el apoyo a Adepa, por su buen hacer por esta callada ciudad. Entenderé las razones de los ocupas de Casas Viejas, y a las viejas ocupas de San Bernardo. Reivindicaré para que vuelva Fleming, al lugar que estaba, buscaré a la Pomona perdida, y aplaudiré, sea donde sea, quede colocada la estatua del papa, aunque me parezca pequeña. Volveré a coger la pancarta, en cuanto se tale el primer árbol del Prado, realizaré cameos cinematográficos e incursiones televisivas, y seguiré cantando motetes y gori gori, por mis muertos y los tuyos, y seguiré escribiendo, seguro que seguiré escribiendo, pues no me faltaran ganas, ni “encarnaciones” para hacerlo. Pero tendremos que esperar al 5 de Junio de 2008, festividad de los Santos Bonifacio y Florencio para encomendarnos a ellos, que por los antecedentes, será con las carnes abiertas.
Sevilla a 20 de Noviembre de 2007
Francisco Rodríguez Estévez

lunes, 19 de noviembre de 2007

Palabras de Paris

La monda.

En ocasiones me llegan noticias que son la monda, aunque no aparezcan publicadas como las de Le Monde, que no es la monda. Que pequeño es el mundo. Sucedió que cuando “aquello” era apenas tres paneles y una maqueta lo llevaron a Nueva York, parafernalia al canto, con libro editado y ágape de recepción para que los medios del mundo mundial recogieran semejante noticia. Todo un éxito.
Pero tan cierto es, como lo que han plantado, que este beneplácito no estuvo en los champiñones, sino en las bandejas de pata negra. Suele ocurrir que esta, al contrario que la mano, se transfigure en los eventos, y en lugar de meterse, obra como la de Santo engrasando indicases. Sana, sana, patita de rana.
Pero el camarero neoyorquino, que era de Sevilla, tuvo a bien convertirse en insólito reportero de la atracción culinaria del evento, donde las infiltradas laminas que brillaron no fueron las del poliéster revistiendo la madera de una cubierta, sino las que procedían de la colgadura de la tomiza, desprendiendo aromas de Aroche. El mundo es un pañuelo.
El informador, nacido en la Puerta de Osario, cochera de tranvías, refugio de tanto sevillanito que viene al mundo, cuando el caserío se desploma y derriba en continuas reencarnaciones de esta Hispalis inacabada, (que no hay dios que la guarde), no tuvo mas remedio que coger el camino de la gran bretaña, y con la lección bien aprendida, “my pénsil is strong”, cogio el vuelo para hacer las Américas, para acabar, después de múltiples actividades, como restaurador en el moderno y famoso museo, (pero no por la habilidad con su strong pénsil), ejerciendo de camarero, y añorando una Sevilla de la que se fue, pero que idealiza como aquellos tantos nos quedamos, porque esta, también se nos está yendo a todos.
La Encarnación de mis carnes, la que nos dejó, tal vez como el camarero para siempre, sus males no tiene, como la copla, ni contigo, ni sin ti, el remedio. Unos por que la matan, otros, que si te vi no me acuerdo, lo cual hace que desde “el mundo francés”, nos llegue esa reflexión, acaso sea por los orígenes gabachos de esta plaza, y si me apuran por la relevancia de este enclave, al que había que cuidar con mimo, pero que se obvia y sustituye el encanto de sus historias por la pretenciosa idea germánica, por cierto nada actuales si se comparan con “El sueño arquitectónico” de otro alemán, Erich Ketteluht, realizado nada menos que en 1925, y por supuesto nada sostenible, pues carece de los elementos primordiales para ello, en especial el aprovechamiento de las energías renovables, como la solar, que siguen olvidando por más que se le recuerde. Y eso si que es la monda.

Francisco Rodríguez Estevez
Sevilla a 14 de Abril de 2007

Silencios de gato

Que no se escuche ni al gato

En los tiempos de los miedos, mi maestro solía ausentarse del aula repleta de chiquillería, eran unos minutos en los que reinaba el silencio en la espaciosa sala. Bastaba que el dijera que “en mi ausencia no quiero que se escuche ni al gato”, siempre creí que se quedaba detrás de la puerta, pues al volver, invariablemente acertaba a castigar severamente a los que quebrantaron su orden sin necesidad de poner un chivato celador. El silencio como disciplina.
Tal vez, por eso tan cierto de que el tiempo habla, el destino de la Encarnación debió quedar marcado por el silencio. Un silencio pretérito, pero actual. Acaso, los damnificados vendedores no encontraron la voz que se alzara para salir del rincón que ellos mismo se metieron, cuando la cosa estaba cruda. Salir, salir de allí, en lugar de callar, callar, por si se ponía madura.
Tras muchos años, llegó el aplaudido sotano de un laberinto de escaleras y rampas, depresiones y barandillas por doquier, a sabiendas que, el inapropiado lugar no merecía haberle esperado tanto tiempo, cuando, el silencio, se dejó sentir. Roma, no era un gato.
Gato, por liebre. Que hagan lo que sea, pero que lo hagan. Tres palabras, como si la claudicación amordazara. Lo que sea, se confunde con “lo de seta”.
Pero, donde se debía de poner el grito en el Cielo, con los pelos de puntas, por lo aparecía en los garabato, silencio. Silencio, de los primitivos. Silencio penitente. Silencio indiferente, como si nada hubiera cambiado, a excepción de las “phaloides”, que mutaron en “trompeta de muertos” y ahora recordaran a “lenguas de gato”, como si de una burla de Feles, encarnando a “Emblematico” y a “Peligro”, verdaderos gatos que libraron batallas territoriales por esa Encarnación, cuando era Hispalis reencarnada, antes de que desapareciera como ellos, se tratara, y que por mucho tiempo tendrá otro “gato” de inquilino, sin tener que enfrentarse con silencio. ¡Zape!
Sevilla a 19 de Noviembre de 2007
Francisco Rodríguez Estévez

jueves, 15 de noviembre de 2007

Apaga y vamonos

El calenton

La negrura de las piedras del emblematico edificio, hecho tan grande para que sus autores fueran tomados por locos, no la tomaron de las fogatas de fríos amaneceres con las que se calentaban picaros y mercaderes apostados en sus gradas. Todo parece indicar que el motivo eran los gases del tráfico, suficiente justificación como para facer tal tren que nos tomen por lo que quieran.
Libre del enemigo contaminador, las catenarias de quita y pon, vienen a ennegrecer todo aquello, total ochenta millones. Después del sustancial gasto nos enteramos que la polución que oscurecía las paredes catedralicias, y el bochorno tranviario, se podía haber solucionado con tan solo haber instalado además de las placas correspondientes, y al agente de trafico, al de toda la vida, regulando la circulación de las bicicletas, con tan solo adecuar los motores de los autobuses, que no fueran eléctricos, para la utilización del bio diesel que se fabrica, por no se cuantas toneladas, muy cerquita de donde el barquero cruza el río en ese actual modo de comunicación. Vuelve la copla. Barquerito de Lora, que se pasa las horas cruzando el río. Ayer, es hoy.
Pero lo peor ha sido saber que la Movigi Spain Air Filter, empresa nacional por los cuatro costados, de Castellón concretamente, tiene desarrollado para las grandes ciudades, en lugar de enormes setas antiestéticas, nada menos que el árbol purificador. Dice su director, el Sr. Moro, natural de la Plana, que este árbol realiza la función de fotosíntesis, permitiendo eliminar no se cuanto dióxido de carbono, tanto de día como de noche, pues funciona por energía solar, y devolviendo aire puro a la atmósfera. Y de esto nos enteramos cuando el gasto municipal está hecho, y rebasando con más peligro que las phaloides, los limites de lo permitido.
Como protesta unos minutos de apagón, cuando pasen, volveremos a lo mismo. Ni bio diesel, ni árbol purificador, pues la realidad no desaparece con unos minutos de solidaria oscuridad, cuando no se está dispuesto a eliminarla como si de las piedras de la metropolitana se tratara, pues las setas seguirán creciendo, con cautela, o sin ella, proyectando su enorme sombra sobre el ridículo mercado de abastos, otro juguete como el tren, que si no enfría el ambiente, al menos en la azotea encontraran el cobijo en la calidez de su techo, aquellos que no tienen ni unas tablas para hacer una candelita con la que quitarse el frío de las madrugadas, aunque se incremente la emisión de gases, pues el revestimiento de poliéster del pino finlandés evitara que se oscurezca.
Sevilla a 15 de Noviembre
Francisco Rodríguez Estevez

miércoles, 14 de noviembre de 2007

GRANDE

Grande

Hubo un tiempo en el que en el Arte tenía un valor reconocido la miniatura, por la enorme dificultad que les suponía a los artistas su realización, y el desgaste que sufrían al dejarse los ojos en cada minucioso detalle de la minúscula obra. Un primor.
Ahora, que todo cambia, tenemos el formato Coloso en el candelero escultural, tipo “huevo”, que nos llegó del frio, aunque algunas de las ultimas plantadas tengan un corte de “muñeco”, donde el homenajeado y la ciudad, rozan la ridiculez.
Caballo grande, que se vean, como huevos tipo “Babieca” de la huchinton, como los zapatones de paso al frente de un altivo Daoiz, sirven a la nueva corriente que opta por lo descomunal, en la mediocridad del gigantismo, y nada mejor para ello que acercar con la banca ayuda, las vanguardias al ciudadano aprovechando las previas de las inauguraciones llenando de Mitoraj la remozada, reordenada, reconvertida, y extraña plaza Nueva, y para la desconocida, desconcertante, desastrosa, e inhóspita Alameda, ¡Ay, Alameda!, la muestra de Valdés. Grano, a grano.
La línea pre-inaugural llevada, no hace pensar que, para la epatante Encarnación, nada le vendría mejor a la azotea-botellodromo que lucieran bajo las descomunales setas piezas de Botero
Donde en la profundidad de su laberinto arrasado, como encendida por el pirómano que la destruye, Roma está que arde, al menos para calentar las calderas de Botero con su nueva fundición. En las alturas mas madera, tanta, que se pueda revestir de pino, pijama del ultimo sueño, Zzzzzzzzzzzzz, para travestir con su disfraz de trompeta de los muertos, el metálico marco de cambio, y no precisamente monetario, si no el una fiesta, fiesta, pluma, pluma , gay, para rubricar en que queda convertida la noche “soleana” con mañana de “Mieles” cuando la guasa de los “Jalogúeis”, que es otra modernidad de las vanguardias, que deploran el valor “de profundis” para recordar a la ausencia haciéndola presente, y se empeña, sin explicación, en aplaudir costumbres importadas de lo que llaman el imperio del capitalismo. Rosa en el mar.
Pero al menos, la demora de los contratiempos, las improvisaciones, las nuevas ocurrencias y la estación del esperado metro, con nuevas excavaciones, la aprobación del trazado, y la incógnita de los recursos, lógicamente prolongaran la existencia de la provisionalidad, y el cinco de Noviembre, de este bendito mes, que aun deja sentir el calor, nos traiga, a falta de inauguraciones anunciadas y el humo de las castañas, la necesaria lluvia, y por este año, de momento, las setas de la Encarnación, solo las encuentren en los mostradores de los pequeños puestos, casi del tiempo de la memoria histórica, de cuando la deuda, cuando la plaza de abastos si que era algo grande.
Sevilla a 25 de Octubre de 2007
Francisco Rodríguez Estévez

lo de las setas

La porfía

Una pequeña discusión dio comienzo a esa prueba del saber, que acabó en apuesta, y que a punto estuvo de salir demasiado cara. El caso es que, para demostrar cuanto sabía de setas, no tuvo más remedio que tragárselas. Al instante, narcotizado por la phaloide a la que dicen le pegó, no uno, si no dos bocados, hizo que la incipiente somnolencia
se le volviera un envenenamiento de cuidado intensivo.
Lo que es seguro, tras la experimentación efectuada por este “experto de la micologia”, que al menos, saldrá con la lección bien aprendida después de sufrir en sus propias carnes los efectos de tragar aquello por su cabezonería.
Hay que decir que la seta en cuestión tenía un cartel indicativo, pero no el de su precio, si no el de su peligro, y que de no haber sido por el rápido aviso que a la urgencia sanitaria se realizó, para el lavado gástrico, que se tenia que haber ampliado hasta sus luces, posiblemente el duelo y el crematorio del avispado comensal no hubieran sido noticia. Un accidente más, de los tantos que por desconocimiento y atrevimiento se lleva por delante a aquellos que se tragan lo que tanto veneno tiene.
Lo peor es que, después del susto y el gasto sanitario empleado, ganó la apuesta. Pues ni el terrible phalo acabó con el, aunque si quedó, como se dice, un poco jodido, tal vez por la cagalera.
Solo recuerda que se reencarnaba en un monstruo de sombras, y en un túnel interminable por el que venia un tren del que huía sin parar de correr. Está visto que en el asunto de las setas no se aprende de las advertencias, siempre alguien estará dispuesto a tragar, y mas por una apuesta. La apuesta de las setas.
Sevilla a 14 de Noviembre de 2007
Francisco Rodríguez Estévez

martes, 13 de noviembre de 2007

Solomillo(Psoa maior)

El psoa

Como estaba desde el principio de los tiempos, no piensen que se trata de la subdivisión de una sigla partidista, pues justo a nada que el barro fue modelado, el psoa tenia su razón de ser, pues resulta que le pusieron como elemento bisagra, que no de fuerza, para impedir que el lomo se doble hacia atrás, como hacen los contorsionistas descoyuntados, evitando, con su reforzamiento vertebral,( aunque suene a frase de político venido arriba), que el espinazo se rompa, permitiendo que pueda hacerlo en inclinación hacia adelante, como japonés, harigato, harigato, cuantas veces sea necesario para que por este reforzamiento quede beneficiado los abdominales en ejercicio. La panza, ya saben.
Los psoa son dos, el psoa maior, que nace en el sacro, sin confusiones, y rellena las ingles con su cabeza, sin perversos pensamientos, acogiendo femorales, se cubre con la capa de grasa que envuelven los riñones, a buen recaudo, bien custodiados, recorriendo la zona lumbar, para terminar donde las falsas costillas, también llamada flotantes.
El psoa minor sin embargo aguanta todo lo que le pongan encima, incluso la pierna, al longuissimus dorsis, pues quedó como guardaespalda. En medio de los dos el gran vacío, una gran cavidad colmatada, debidamente separada. En los bajos, el laberinto de cañerías, albañales, depuradoras y filtros, que finalizan en los tubos de escape y fugas. Al psoa, muchos no lo conocieron, ni tenían conocimiento de su existencia, hasta que fueron presentados por el maitre de mesa. “Aquí el psoa, aquí el deuteragonista de turno” Encantado. Mucho gusto. Es un placer. El gusto es mío. Versalles en el mantel, no me digas de usted, puedes tutearme. Así empieza esta relación que tanto cuesta romper, por eso, por el psoa, nadie quiere dejarla. Psoa, solomillo, solo tuyo.
Francisco Rodríguez Estevez
Sevilla a 24 de Mayo de 2007

Será por gastar?

El triple gasto

Cuando se pensaba que debería de haberse producido, por cautela de sentencia, el consiguiente paron, es evidente que le ocurrió todo lo contrario.
Casi desobediente, apareció el acelerador de las prisas en lo de las setas de la Encarnación que, tomando una velocidad desconocida hasta la fecha, tal como una bulla por consumar algo que, por sorprendente, parecería inapropiado para este asunto si es que presenta, o existen, ciertas dudas pendientes de resolución, con lo cual la actuación generada, al menos como conducta, no parece de lo mas ejemplar.
El caso es que con esa urgencia, de aquí a nada, el encofrado de las sinuosas escaleras, preparado para recibir los camiones de hormigón, harán que estas sean nuevos elementos agregados a los existentes, sin que se tenga la certeza de que sean realizados de acuerdo con las pautas correctas.
Se diría que la precipitación tuviera que ver con la intención de que fuera más facil modificar la letra, que la mole una vez fraguada. Son como pasos en firmes contra el triple gasto de la triple hache, a saber: hacer, deshacer, rehacer, buscando la solucion en una mas que posible sanción económica, que de siempre será mas barata, como medida de ahorro, aunque no del energético, por lo olvidadizo que está siendo lo de las células fotovoltaicas, ni que decir que son obligatorias, pero que con otra multa se arregla todo.
Así la Encarnación, misterio que niega la evidencia, a poco de medio año, dispondrá de esa azotea-botellodromo con estación de metro, la parada del metro-centro, la cripta- museo de la Hispalis, el restaurante en las alturas, los locales comerciales, el revestimiento de pino finlandés, la cúpula del planetarium con bombillas de colores, faltando por definir el trazado del carril bici, y su nueva parada de velocípedos, para completar los elementos de una peatonalizacion en la que los autobuses quedaran en Osario, al igual que el comercio. Pero lo mas importante será, que mucho tendrán que correr, para que junto al pequeño mercado de quita y pon, en lo que han decidido convertir este de la Encarnación, el conjunto metropol- parasol, pueda inaugurarse para la nueva fecha. Eso si la prevista multa no viene acompañada de alguna sorpresa, de las de ultima hora, y veremos por cuanto nos sale el ahorro.
Sevilla a 13 de Noviembre de 2007
Francisco Rodríguez Estevez

sábado, 10 de noviembre de 2007

Lacara de marmol

El rostro

Ninguna prueba material de su existencia tenemos de aquello, cuando todo era como el viejo puente que salvaba el aljoli, hecho de palos podríos. Era aquel un tiempo sin ciudadanos ni ciudadanas en estos bordes marismeños, pues la ciudad, en su concepto tardaría algunos siglos en llegar a este fértil valle, pues las primeras que se crearon lo hicieron como ciudad- mercado, dice mi diccionario enciclopédico, que se fundaron en los valles del Nilo, del Jordán, del Eufrates, del Tigris, y en los ríos de China.
De lo que no hay duda es de que en esta orilla y en aquella, donde los ciudadanos y ciudadanas del charco y del barrizal tuvieron que ser los mosquitos y las ranas, proliferaron los palafitos, como adosados unifamiliares, para que las efímeras chabolas fuera una constante en el ADN del ciclo vital de su existencia.
Luego siguió la Historia. Pero pocas pruebas se tenían de un largo periodo, por eso cuando apareció la plumilla, como que daba la sensación de que tal vez hubo un tiempo que esta ciudad hubiera sido la de los pájaros, no en vano también lo fue de picaros. Acaso la evidencia estaba negada, pero las esperanza aumentaron cuando lo de la raspa de barbo, donde las conclusiones sacarían de dudas y datarían la fecha de fundación, de esa vida que llenó tanto vació, a menos que fuera Feles, antecesor de Emblemático y Peligro el que se zampara los lomos del ciprinido.
De que aquello era una ciudad, todos no, pero muchos estábamos seguro mucho antes de lo de rampa. Así fueron apareciendo, iglesia, palacios y convento. Luego madraza y almacenes y casas, y finalmente horno, cerámicas, pavimentos, pinturas, fustes, capiteles, ladrillos, basa, muros, alcantarillas, tiendas, almacenes de salazones, solo faltaba el hombre.
Todos hubiéramos preferido que también hubiera aparecido uno de fémina, con lo bonito que resultaría la mujer de la Encarnación, tal como una vestal, como una vendedora del mercado, como una vecina del corral del cuatro o del ocho, y decir aquello de, ciudadano y ciudadana, con nosotros, el hombre de Regina y la mujer de Encarnación, en el acto de su presentación. Pero solo se nos mostró el ciudadano desconocido, el rostro de la ciudad de las personas, con cara propia. Al verle no quedaba duda, pues estaba allí, donde los estratos de la Encarnación, de esto hacen 2006 años. El retrato realizado con la polaroid de macael , confirma que esta ciudad de ciudadanos y ciudadanas, hace muchísimo tiempo que no es madriguera de sabandijas, aunque existan, ni cubil de cannis , que los hay, ni nidal del sison, que nunca falta, ni cueva, ni agujero de roedores, que son plagas. Su faz desvela, para que no quede duda, que desde hace dos mil seis años, esta es una ciudad de personas. Por mas que algunos tengan por creencia, lo que dice la propaganda. Será animal.
Sevilla Agosto de 2006
Francisco Rodríguez Estevez

viernes, 9 de noviembre de 2007

¡Ay,Alameda!,que pollo

El pollo montado

Resultó ser algo inesperado, pero temía que en algún momento podría suceder. Si hace unos días fue lo de la foto, lo del día de la Purificación, por increíble, no tiene calificativo. ¿Qué pensaran si les digo que me han hecho llegar algo más de un kilo, del tiron? Será algo que guardaré a buen recaudo para echarle mano cuando las circunstancias lo requieran.
Su entrega tuvo lugar en la misma plaza de abastos, justo delante del puesto de pollos. Un sujeto de gafas pequeñas, reservado en su lobo marino y con gorra de mil singladuras, de esos que andan a sus anchas por las calles más sórdidas de la ciudad, puso en mis manos, casi sin palabras, aquel paquete cuadrado que llevaba bajo el brazo.
Venia dentro de una bolsa de plástico, envuelto en papel de periódico de los que regalan, tenia forma de azulejo cerámico lo que parecía ser una caja, al abrirlo, pude ver, como cubierta por una extraña piel de cerdo, la pasta. En su interior una nota que decía “No vayas a creer que es gratuito”.
Todo un enigma.
Llegué a pensar que era algo que no me correspondía, pero en su interior estaba escrito mi nombre, los dos apellidos, y la dirección correcta. Discretamente, tal como vino, el dador de esta entrega en mano, como un servicio puerta a puerta, se marchó, sin tener que firmarle el comprobante de su entrega. Y allí quedé con “aquello” en mis manos, lo que equivalía con su aceptación, de que me había metido en el pollo montado.
Me llega este magnifico regalo de la mano de uno de sus valedores que ha tenido a bien, tenerme un reconocimiento en el capitulo dedicado a la Encarnación, pues como habrán advertido “El Pollo Montado”, es un libro, un compendio de mil y una historia, de las mil y una peripecia que las administraciones, con sus continuos “desajustes”, obligan a realizar a los ciudadanos que no están dispuestos a reír gracias, ni permitir ocurrencias, ni cambiar, y mucho menos por la fuerza. Si acaso, como los que tocan pelo, una visa oro, puede ser que ayude a replantear un “modus vivendi”, que a estas alturas ya cansa.
El gran pollo, pesa algo más de un kilo, y eso que nació de un solo huevo, pero pesará en las conciencias de muchos que le sobran kilos, pero sin huevos. Es un documento testimonial que tiene la delicadeza de ofrecer un capitulo a esta Encarnación de mis carnes, (a la que solo roza en la tangente de su ámbito), llenando varias paginas con un amplio parecer de lo ocurrido en esta plaza de engaños, que si no fuera por lo serio del asunto, parecería un chiste. Menudo pollo.
Francisco Rodríguez Estevez
Sevilla 3 de Febrero de 2007

El maestro y el puplilo

El examen

Aun faltaban treinta y cinco minutos para el encuentro, tiempo suficiente para realizar la ruta belmontina, de Macarena a Triana, para encontrarme con el maestro en el Altozano. Bajo el arco macareno, un taxi libre, me llevaría sin apuros hasta el puente trianero, en un plis plas, pero un atasco se encargó de ponerle puntualidad inglesa y media hora mas tarde de las cinco en punto de tarde, pude ver la Maestranza a través del perforado pecho del Pasmo. Total 11.60 euros.
Por suerte el “aula betica” se encontraba vacía, lo cual dio tiempo a un respiro en el lugar, y soltar los nervios, antes de que se iniciara el examen de urgencia que, sobre la nueva asignatura de “no se que de la ciudadanía” iba a ser sometido. Cuando llegó el maestro, apenas podía acordarme de nada, como si un “eisenjauers” repentino me hubiera atacado. La disculpa por su tardanza, vino como bálsamo aliviador, pensando que este factor de la puntualidad me auxiliaría.
Junto recorrimos el pasillo de la derecha, que nos conducía a la sala, donde cada uno tomo su asiento.
Del pupitre de la siesta perdida, a la palestra. Con la inseguridad de temer mas a la contestación que a la pregunta, comenzó aquel rosco de pasapalabras, un tercer grado, mientras las tripas se removían en la barriga de incertidumbre.
Con la Q: ¿Que le parece que es esta ciudad? No sabía que decir, acaso un conjunto de casas y personas, resultado de dos mil años de mezclas de toda leche, que tiene un emergente cosmopolitismo, un clima ideal, un río con puentes mal planificados que conducen a un creciente Aljarafe de multicasitas, un trafico caótico, algunos ciclistas, en especial por las aceras, y cosas así, sin mencionar a los gestores que siempre suma nota. Como imaginaba que la respuesta seria fallida, contesté “ Me parece que lo que es esta ciudad, es que es sabia”, pero no por lo de Alfonso décimo el Sabio, que antes fue burro, si no que es sabia por sí sola permitiendo que proteste el que quiera y aplauda el que le corresponda, porque deja que cada uno actúe sobre ella en consecuencia, para que para siempre quede el recuerdo de lo que hizo, tanto para bien, como para mal. Al igual que se puede advertir quien padeció la erradicada poliomielitis, por las secuelas que le produjo, sin tener que preguntárselo. Igual deja sabiamente la ciudad que todos vean las acciones que sobre ella se ejercen, a ser posible, para que las nocivas sean erradicada para siempre, sabiendo que al igual que las buenas madres sus hijos acabaran por aceptarle tal como sea, pues solo ven su autentica belleza por mas que la deforme el lifting, que mas que con mimo el doctor lo fuera cosido con una lezna de zapatero.
Y va el buen hombre, y se ríe. No se con que nota me calificara, pero si me hubiera preguntado sobre la micologia, en especial la germánica, ahí hubiera estado sembrado, ¡vamos! como las setas.
Sevilla a 11 de Noviembre de 2007
Francisco Rodríguez Estevez

miércoles, 7 de noviembre de 2007

La estacion de la Encarnacion

El cuento de la estación

El cuento de lo que no suele, ni por asomo, aparecer por ningún lado, en los medios. La estación del metro que le borraron al proyecto premiado del metropol, y alguna explicación debería de tener que semejante proyecto de vanguardia, que así le llaman, y le dejaron en parasol, al cual, además de que no se aprovecha la energía solar “parada”, nadie explica que se le suprima ese nudo de comunicaciones, pudo escucharse en la memoria explicativa al jurado como intercambiador, y que a tantos ojos se les pase inadvertido su ausencia.
Lo cierto es que como la única estación que llegará a la Encarnación será esta de la Primavera que se nos viene encima, haciendo crecer los días casi a la velocidad que crecen las enormes columnas de lo que serán las gigantescas setas previstas para sombrear esta desarbolada plaza, donde sin que exista duda alguna, el destino de lo que fuera su plaza de abastos, se lo zampará alguna boca, que no de metro, sino con mayores fauces.
Al igual que realizados los grandes números, los macroeconómicos, se deberían de tener hechas las pequeñas cuentas, las que conlleva la cotidianidad para que perviva lo emprendido, al menos para aquellos que aplauden las bondades inexistentes en este proyecto de mercado, como tal, absurdo e inútil por su ridículo planteamiento, sepan por donde puede derivar la cosa, cuando al menos, comprueben que si no se hacen estas, a lo peor, el invento tiene de antemano fecha de caducidad.
A “grosso modo”, serán tantos los gastos a soportar, que las ventas, en competencia con la concurrencia de las ofertas, en ese reducto comercial necesitarán, no solo quintuplicar el volumen, sino que complementariamente tendría que ampliar el tiempo de las jornadas laborales, al fin de no perder las escasas posibilidades de lograrlas, a unos limites físicamente fuera de los derechos obtenidos en las reivindicaciones de los trabajadores, para retrotraerlos al tiempo donde empezaron las luchas sindicales. Acaso, tengamos que andar para atrás.
Puede que después de tantos años pasados en la provisionalidad, guste soñar con irrealidades, y hacer cuentas como la lechera, pero se deberían de hacer esos números que inexplicablemente nadie hace, y al igual que para la realización de este cuestionado diseño de mercado fueron realizados, no estaría de mas que se hicieran también, este otro, para que las cuentas le salgan, si fuera posible, a estos vendedores, tan desesperados de la provisional instalación, al menos para que puedan resistir a duras penas, como lo han venido haciendo siempre, y se atengan a las amenazantes tragaderas del insaciable pez grande que les merodea, sin tener que esperar que esto cambie.
De nada servirán las promesas, ni las palabras, ni aquello de que eso va a misa, pues es sabido que incluso a esta le llega el tiempo ordinario, justo cuando el calor nos traiga la estación de las vacaciones. Para entonces la sombra al menos aliviará las caldeadas chapas.
Francisco Rodríguez Estevez
Sevilla a 26 de Febrero de 2007
Via cruxis del Valle

Verde y Rojo

Hablando

Fin del encierro. La perseverancia de los mineros, es lo único, (junto con las elecciones en puerta) que ha hecho rectificar a quienes representan al poder, según se desprende de las palabras del validado a los medios, congratulándose de llegar a los acuerdos y soluciones que se pactan, y firman en documento, gracias al dialogo. Lo que hay que oir. Lo cual da a entender que toda la movilización, y todo el esfuerzo realizado, se hubiera evitado con tan solo haber escuchado lo que tantas veces han repetido. Final feliz.
El caso es que la firmeza en sus convicciones, la demostración de solidez sin fisuras en el desanimo, la solidaridad con los compañeros perjudicados, y las elecciones en puerta, dieron su fruto. Un ejemplo para todos. Trabajadores unidos, a veces ganan.
Lo que no se acaba de entender, es que media ciudad, expresando su malestar, le exija al propietario de una empresa, (aunque sea de sentimientos), que se vaya. Que se le critique por como gestiona su propio dinero, se le censure por malgastar su capital, se le pida cuentas por su fortuna invertida y que incluso se piense llevar a la Justicia. Cuando por el contrario no se tiene esta actitud de exigencias a los que en esta gran empresa de todos, hacen y deshacen, como si de su propiedad fuera. Que gastan con el criterio de los sobrados hasta el filo de la quiebra técnica. Que contrata a cuantos consejeros y asesores, de fidelidad contrastada, se necesiten para las gestiones, sin que le tiemble el pulso, y acomete sin temeridad las indicaciones de estos.
Al propietario, que se muere por su empresa, que tiene testamento de fortuna más plusvalía, a favor de los que le reprochan sus desaciertos, cuando antes vitoreaban. Que fue adquiriente forzado en el ultimo minuto, cuando nadie aparecía, y que su imagen de bronce se hizo punto de veneración, se le dice vete ya. De lo que diga, al hablamos.
De que hablamos, ¿de dinero?, ¿de sentimientos? ¿de gestión? En cambio a quien sin inmutarse se muestra, que endeuda nuestra gran empresa con caprichos como setas de la Encarnación, y deja sin terminar la herencia de quien le obligó a coger el tren enterrado, que hizo de la alianza una batalla de fuerzas, sin beneficio para el accionariado, y un pacto tranviario de progreso, para volver (dejando el coche), a las bicicletas, y el bronce cambiado, Encarnación, por mas madera ¡Ay, Alameda!, escondido el suyo por las sirenas, nada.
Al contrario del propietario que, por mas que digan, solo se marchará cuando el disponga, o el disponible le proponga un dorado retiro, al poder efímero no solo le hace falta disposición para hablar, escuchar, estudiar, discernir, decidir, actuar, explicar, disponer, advertir, proponer, rectificar hasta encontrar soluciones y llegar a acuerdos convergentes con el accionariado para encontrar el continuismo, basta con tener la urna en la puerta, o la sopera para el ultimo viaje, pero a lo de la Encarnación, como no lo diga la Justicia, se le va a hacer tarde hasta para el encierro.
Sevilla a 7 de Noviembre de 2007
Francisco Rodríguez Estévez

lunes, 5 de noviembre de 2007

inauguracion de setas

Cuarenta cuadernos

Hace ya algunos años que me alojo como inquino en una casa de papel, que cuenta el tiempo por cuadernos y en los cuadernos el tiempo.
El pensamiento, la palabra, el arte, son aglutinantes de este grupo de personas, sencillamente especiales que se reúnen para hablar entre fumarolas que salen a bocanadas de la conversación, tanto por el tabaco (impuestos incluidos), que se quema entre los dedos de profundas caladas, para expelerlo volatizado, como blanca nube de castañero, en los aires de las noches serenas como un anti-contaminante que cierre los mas grandes agujeros negros, que por los humos en los que tantas veces queda la palabra cuando esta se desvanece inútil, como nimbo de utopías envolviendo los sueños de vates aliados para predecir, al menos, mejores futuros, y que se hacen llamar roldanes.
En esa atmósfera, de calle y taberna, no falta el verdadero elemento que le da sentido a estos encuentros de Martes, como los de un carnaval hebdomadario, cual es el vino, mejor el buen vino, que vino, vio, y nos convenció, sin vencernos, que viene actuando de vinculo sacro para calentar las entrañas y fortalecer el espíritu, junto donde el limonero de huerto claro es blasonado por la cuna del amanecer y la clausura de las vírgenes, arrecogidas del Ramayana, deja escapar los cánticos de su mística.
El dispar grupo, que tiene integrado al novel, y al Nóbel, al erudito, y al lego, al noble, y al plebeyo, al escritor y al cartero, que tiene como soporte el pensamiento, la palabra, el arte, formando un pilar del trípode que forma junto a la tolerancia, y la libertad, gusta de divulgar estos principios en forma de cultura viva a través de pequeños libros que presentan en cualquier parte del mundo.
Es costumbre también que, al llegar el Adviento, mayoritariamente se junten estos inquilinos viajeros, en algún lugar de nuestra ciudad, para una libación colectiva invocando los buenos deseos, momento que es aprovechado para obsequiar a todos los residentes de este etéreo falansterio con un calendario, que por su singularidad es una joya de colección, para que entre otra cosas este les marque los días futuros.
A mí que tanta mella me hacen las premoniciones, el de este año no me las trajo buenas. Para cada hoja de su mes correspondiente, la reproducción de una obra de arte conjuga con el verso de los que participan en su elaboración. Cuando me llegó, leí de pasada algunos versos, admirando la calidad pictórica alcanzada, mientras rememoraba a tantos ausentes, Palomo, Rafael, Lolo, Abelardo.
Llego a Noviembre, y el horror corta de repente los mojados cristales que se llenaron de tanto recuerdo. Noviembre, mes de Santos, mes de difuntos, de jalogúeis, de San Andrés, bendito y dichoso a la vez, mes del vaticinio del Doctor Sánchez, mes marcado para que la pesadilla del sueño (las peligrosas phaloides de la Encarnación), llegado el día de Zacarías, con zeta, este tiene en agenda inaugurar, con pe, de perdón.
Pues en el almanaque que esta entidad de personas de bien pensar, colectivo al que pertenezco desde hace cuarenta cuadernos, no han tenido otra ocurrencia que, en el mes de Noviembre, aparezca sobre un precioso poema de Otoño, no lo creerán, ¡¡¡ Setas!!! , un cuadro lleno de setas, phaloides y muscarias en las distintas fases de su desarrollo llenas de veneno, y para rematarlo, lo firma un apellido alemán. Nunca podía esperar, que me hicieran esto.
Francisco Rodríguez Estévez
Sevilla a 4 de Enero de 2007

sábado, 3 de noviembre de 2007

lo que se esperaba

El misterio estaba escrito, aunque no desvelado, que siendo encarnado, ajusticiado y sentenciado por el bastardo poder, volvería a su naturaleza después de ser enterrado.
El Supremo, invalida a la chusma. Basta ver, acercándose al mercado, como cada Primavera Herodes condena por su Silencio tanta Amargura, y a dos Pilatos, dos, Encarnación de Presentación, y Sentencia, de Esperanza, lavar sus manos, para saber que esto no podía quedar así.
Aunque era de temer ocurrió lo previsible, tal como sucedió en la ocasión anterior, pues tampoco pudo ser en esta otoñal fecha, calculada, prevista, adecuada, de plena temporada, la que le pusiera fin, o principio, al etapatico proyecto, concebido, gestado, alumbrado, ejecutado (y esperemos que enterrado) el cual, si no revela el misterio, deja claro que determina el tiempo micologico, en su simbología, sin detenerse,( salvo parones), a pensar que otra Encarnación, es posible.
El caso es que con cada demora, con cada retraso, toma más credibilidad la predicción del santero cubano, y definitivamente es el ocho, ese numero que le marca tantas casualidades, el que determinará un futuro que depende de la sentencia, por justa, en la que las manos limpias no necesitaran lavarse.
Desde el principio de los tiempos nuevos quedó escrito que, la Encarnación, para que vuelva a su naturaleza, tendrá que ser como el metro enterrada en su encarnadura, (esa reencarnadura que salio del premio), para mayor memoria del olvido. Línea uno, seguimos para bingo. ¡Que cruz!
El símbolo del ocho, representa resucitación, esperanza, y poder. Solo falta que en el se viera la causa.

Sevilla a 2 de Noviembre de 2007
Francisco Rodríguez Estévez

Cinco de Noviembre

Cinco de Noviembre



Cierto es que cuando se realizaban las excavaciones arqueológicas, dicho sea de paso que aun están sin concluir, para realizar el mega-aparcamiento con mercado sótano, que tan felizmente aplaudían en cada firma del proceso, hasta tres veces ratificado, y cuando nadie daba un duro por el valor de lo encontrado aconteció el milagro.

El mercado, salvado in extremis por el pasado, tendría que construirse en superficie.

Junto en el momento en el que pasaba la Santa, asomándose al solar de la que fuera plaza de abastos, la Encarnación, lugar donde en su vida siempre encontró algo para poner sus potajitos, y algo mas para sus pobres, la maquinaria, que ni por respeto dejó de trabajar, vino a chocar con un pequeño muro de ladrillos, que seria determinante para encontrar, bajando hasta los niveles del Imperio, el mayor de los tesoros que pueda tener esta ciudad, su historia, la Hispalis. Ni que decir tienen que el murito de ladrillos correspondía a la más antigua de las iglesias paleocristianas, cuya rareza de dos ábsides, detectada por el peinado eléctrico realizado confirmaban, en aquella fecha, su buen estado. Otra cosa será lo que después de lo que le han pasado por encima, cuando se determine descubrirla, pueda encontrarse. Tal como dijo la responsabilidad, esto no hay quien lo pare, y total, por cuatro piedras. Y en eso aparecieron las sombras y las dudas, y desaparecieron todo lo que no queda.

Ahora el milagro, está en el dictamen de un tribunal. No serán por las ganas de salir de esa infamante provisionalidad que durante treinta y cuatro años, de eterna condena, soportaron los vendedores que aun resisten, pero merecerían tantos los damnificados, como la propia ciudad, que no solo las fechas fuera lo que se rectifique.

No será pues, para la Encarnación el día elegido, este cinco de Noviembre lleno de connotaciones para la ciudad, y que sin duda hubiera sido el ideal para dejar la provisionalidad definitivamente, acaso tan solo fuera una fecha imposible de cumplir, marcada por las urgencias de una cronometrica de plazos que puntuaba para su adjudicación, y claramente establecida sin rigor, para un nuevo intento, otra vez fallido



Sevilla a 3 de Noviembre de 2007

Francisco Rodríguez

jueves, 1 de noviembre de 2007

Sana, sana.

Sana, sana.



Aunque ahora se ponga en duda, el símbolo del progreso, de la modernidad, sigue siendo el coche. Las grandes empresas del sector no hacen mas que idear nuevos modelos, algunos tan inteligentes, que hasta hablan, y de ser herramienta de trabajo, ha pasado ha ser un lujo casi alcanzable, para casi todos, lo malo, es que su uso queda restringido para los que, ni podemos vivir en el centro, ni mucho menos, disponer de un aparcamiento, ni rotatorio, ni publico, y ni que pensar de los privados. El caso es que ni de visita, ni para una gestión, los habitantes del extramuros podrán penetrar sus murallas. Tiempos que andan.

De siempre fue la avenida, por mas que en tiempos de la polución se decía que eran dos, esa importante vía de acceso al centro, pero a más coches, poco a poco, se tomaron las medidas limitadoras que, con este nuevo concepto de modernidad y de progreso, con símbolo de “setas”, solo las urgencias y los oficiales, tienen permitido paso.

El ciudadano de a pié, nunca mejor dicho, en esta ciudad de personas, caminará y caminará por lo que ahora es aquel paseo de los 60, volviendo al ayer, pero en lugar de hacerlo por las estrechas aceras, compartirá con ciclistas, tranvías, urgencias, y coches oficiales, toda esa gran avenida, impensable hasta la fecha, libre de humos y gases contaminantes que ennegrecían las piedras de tantos edificios importantes, como los pulmones de los no fumadores, Sevilla, ciudad de salud.

Así pues, trece hectómetro no es nada, los paseantes pueden recorrer este espacio semi peatonalizado con un placido paseo, una pequeña caminata, con la que se rebajan los niveles de colesterol, la glucosa en sangre, oxigenan los pulmones y de paso a paso van rebajando esos kilos que tanto pesan, aunque tambien pueden optar por mejorar la circulación sanguínea, fortalecer el corazón, mantener la elasticidad de los músculos y la flexibilidad de las articulaciones a base de suaves pedaladas. Sana, sana.

Aunque el coche, mientras tanto, permanezca aparcado, deteriorándose en el barrio esperando al domingo, nadie negará que se logrará tener el cuerpo sano, que otra cosa es la mente.

Los analistas especializados determinan que para que esta, esté al la altura del cuerpo serrano que nos imponen, como las setas de la Encarnación, no hay mejor terapia que la risa, y eso no significa que lo tomemos a cachondeo, pues es cosa seria, que el buen humor es determinante, para evitar que en aquella se alojen la tristeza, la desesperación, la ansiedad, que a fin de cuenta estamos de paso, andando, pero de paso.

Tal vez, ni se les habrá pasado por la cabeza, ni consultarlo con el coche inteligente, como hacia la madrastra de Blancanieves, que sería posible tal felicidad, bastaría con pulverizar a todo transeúnte con el conocido gas de la risa, pues, como ciudad sin humos, no sería correcto ofrecer un cigarrito de esos que tanta guasa generaba en las vanguardias de antes. Está visto, que tendremos que divertirnos con las cosas que pasan, aunque causen vergüenza. A falta de pandereta, ocurrencias.

Sevilla a 31 de Octubre de 2007 (noche de “jalogüey”)

Francisco Rodríguez Estevez